Redacción •  Negocios y Ocio •  04/11/2025

Estafas en la era digital: los fraudes informáticos a los que se enfrentan los peritos informáticos

Estafas en la era digital: los fraudes informáticos a los que se enfrentan los peritos informáticos

En un mundo donde los delitos informáticos crecen al mismo ritmo que la tecnología, la figura del perito informático colegiado se ha convertido en una pieza clave para combatir las ciberestafas. Javier Rubio Alamillo, perito informático consultado para la elaboración de este reportaje, subraya que “la mayoría de los fraudes digitales actuales dejan rastro, pero sólo un análisis técnico adecuado permite que esas huellas se conviertan en pruebas válidas”. Esa labor, que exige conocimientos avanzados en informática forense, es hoy más necesaria que nunca ante el aumento de las denuncias por fraudes bancarios, suplantaciones de identidad o extorsiones en línea detectadas en España durante 2025.

Delitos informáticos en auge en España

El Informe de Cibercriminalidad en España de 2023, publicado por el Ministerio del Interior en 2023, recopila los datos registrados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, destacando un aumento significativo de los delitos informáticos en los últimos años. En este informe se destaca que el tipo de delito más común es el fraude informático, el cual constituye el 90% de los ciberdelitos. Además, las autoridades han alertado de la sofisticación de los timos que utilizan inteligencia artificial para falsificar voces y rostros en videollamadas.

A esta situación se suman las estafas a través de criptomonedas y los fraudes en inversiones digitales que, según las fuentes citadas, han dejado pérdidas millonarias entre pequeños ahorradores. Las técnicas son cada vez más pulidas: páginas que imitan plataformas legítimas, influencers falsos y asesores financieros inexistentes que prometen beneficios inmediatos.

En estos casos de ciberdelincuencia, el perito informático entra en escena cuando las víctimas necesitan reconstruir lo sucedido y demostrarlo ante un tribunal.

El papel del perito informático en la justicia

El perito informático actúa como mediador entre la tecnología y el Derecho. Su tarea no se limita a identificar el delito, sino a asegurar que las evidencias digitales tengan validez jurídica. Esto implica analizar ordenadores, móviles, correos electrónicos y redes, documentando cada paso con una cadena de custodia que garantice la autenticidad e integridad de los datos. Según explica Javier Rubio Alamillo, “una prueba mal recogida puede perder valor probatorio y eso puede decidir el resultado de una causa”. Es por ello que la metodología forense es tan relevante: permite demostrar no sólo que algo ocurrió, sino cómo, cuándo y quién estuvo implicado.

En la práctica, el perito informático se convierte en una figura neutral que traduce el lenguaje técnico al lenguaje judicial. Su informe puede ser determinante para acreditar un acceso no autorizado, una manipulación de información o la difusión ilícita de datos personales. Además, el perito debe comparecer ante el juez para ratificar sus conclusiones y responder a las preguntas de las partes. Su credibilidad depende de la claridad del análisis y del rigor con que haya preservado las evidencias.

Cómo se documentan las pruebas digitales

Cada acción en el entorno digital deja huellas: registros de conexión, metadatos, direcciones IP, fragmentos de conversación o copias de seguridad. El trabajo del perito informático consiste en localizar, preservar y analizar estas huellas de forma que sean reproducibles ante un tribunal. Para ello se utilizan herramientas de clonación forense, programas de análisis de tráfico de red y sistemas de registro con sello temporal. La trazabilidad es el principio básico: si en cualquier momento se rompe la cadena de custodia, la prueba puede quedar invalidada.

Un ejemplo habitual es el de las víctimas de phishing que entregan sus credenciales bancarias en una página falsa. El perito informático debe determinar desde qué servidor se alojó esa web, quién registró el dominio y qué movimientos se realizaron después. Con esos datos puede reconstruir la secuencia del delito y ofrecer un informe pericial que respalde la denuncia. Esa documentación, debidamente firmada y verificada, se convierte en el punto de apoyo de la acusación en un proceso judicial.

Nuevos retos: inteligencia artificial y suplantación de identidad

En 2025, la irrupción de la inteligencia artificial generativa ha multiplicado las posibilidades de fraude. Los peritos informáticos se enfrentan ahora a la detección de deep fakes, correos sintéticamente elaborados y perfiles automatizados que engañan con precisión humana. Detectar si una grabación o un mensaje fueron creados por una IA requiere técnicas de análisis de patrones y metadatos avanzadas.

Las suplantaciones de identidad en redes sociales y aplicaciones de mensajería, también están en auge. Los delincuentes utilizan datos personales obtenidos de filtraciones para crear perfiles falsos y extorsionar a las víctimas. El perito, en estos casos, trabaja para rastrear la fuente de las imágenes, determinar el origen de los mensajes y colaborar con las plataformas digitales para obtener registros. Este tipo de delitos, cada vez más frecuentes, muestran la importancia de contar con un profesional capaz de moverse en los límites entre la informática, la psicología social y la legislación vigente.

La prevención como mejor defensa

Más allá de la respuesta técnica, los expertos insisten en la necesidad de una cultura digital preventiva. Documentar cada sospecha de fraude, conservar mensajes y facturas, y evitar borrar conversaciones o historiales, son pasos esenciales antes de acudir a un perito o a la policía. Los profesionales coinciden en que la educación digital de los ciudadanos sigue siendo la mejor barrera frente a las ciberestafas. El desconocimiento es el mejor aliado de los delincuentes: cuanto más consciente sea el usuario de los riesgos, menor será la probabilidad de convertirse en víctima.

El perito informático, por su parte, reclama una mayor cooperación entre los cuerpos policiales, las empresas tecnológicas y el sistema judicial. La velocidad con la que evolucionan los ataques obliga a revisar protocolos y a adaptar las leyes a la realidad digital. Las pruebas digitales son hoy tan determinantes como las materiales, pero requieren formación, precisión y una vigilancia constante. En la era de los fraudes digitales, la verdad también necesita expertos que sepan encontrarla entre líneas de código.