Redacción •  Vivienda •  27/10/2025

Primera victoria de la huelga de alquileres contra La Caixa: 170 familias de Banyoles, Lleida y Mollet podrán quedarse en casa

  • El president Illa ha anunciado la compra de viviendas para que sean públicas y protegidas para siempre.
Primera victoria de la huelga de alquileres contra La Caixa: 170 familias de Banyoles, Lleida y Mollet podrán quedarse en casa

Barcelona, 27 de octubre.

La huelga de alquileres empieza a dar frutos. El bloque de 57 pisos protegidos de Banyoles, propiedad de Inmocriteria —la inmobiliaria de La Caixa—, será adquirido por el Incasòl y quedará blindado como vivienda pública y protegida para siempre, tal y como ha anunciado esta mañana Salvador Illa en el programa Cafè d’Idees.

Se trata de viviendas protegidas que la Fundació La Caixa construyó con dinero público, pero manteniendo la gestión en manos privadas, y que posteriormente traspasó a Inmocriteria. Pasados veinte años, el régimen de alquiler protegido de estos pisos expiraba y La Caixa empezó a expulsar a las vecinas para poder vender y privatizar los pisos. Durante todos estos años, las inquilinas han sufrido cláusulas abusivas, falta de mantenimiento y precios inflados por encima de los límites del alquiler protegido, lo que las llevó en 2020 a organizarse con el Sindicat de Llogateres.

La compra de Banyoles —donde viven parte de las inquilinas en huelga— se anuncia conjuntamente con la adquisición de dos promociones más de La Caixa, situadas en Mollet del Vallès y Lleida. Precisamente las inquilinas de Lleida decidieron la semana pasada sumarse a la huelga de alquileres. El traspaso de estas viviendas protegidas en proceso de descalificación hacia el parque público de vivienda es la principal demanda de la huelga de alquileres contra La Caixa, en marcha desde el pasado 1 de abril y sostenida por 68 familias.

Siete meses en huelga y más de 225.000 euros de alquileres retenidos en una cuenta colectiva

Este anuncio llega después de más de siete meses de huelga, mantenida por 68 familias de Banyoles, Sentmenat, Sitges y Palau-solità i Plegamans. Desde abril, han retenido más de 225.000 euros en alquileres y han llevado a Inmocriteria a los tribunales por imponer cláusulas abusivas en 1.700 contratos y por exigir la devolución de más de 300.000 euros cobrados en concepto de IBI. Se trata de la huelga de alquileres más importante de los últimos años, y ya ha conseguido una primera conquista tangible.

Sin embargo, la organización inquilina va más allá. Las inquilinas de las viviendas protegidas de La Caixa llevan organizándose desde 2020, extendiendo la lucha bloque a bloque y por todo el territorio. En el caso de las promociones de Lleida, las inquilinas decidieron hace una semana sumarse a la huelga de alquileres. Llevan meses organizándose junto al Sindicat de Llogateres y la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca de Lleida, gracias a un convenio de doble afiliación firmado en el marco de la Confederació Sindical d’Habitatge de Catalunya.

La organización inquilina se expande mes a mes, con una docena de bloques de inquilinas repartidos por el territorio que luchan de forma coordinada y con el apoyo del Sindicat en la huelga y sus reivindicaciones.

La huelga continúa hasta que todos los bloques en lucha pasen a ser parque público

Pero la lucha no acaba aquí. El Sindicat de Llogateres reclama que también sean adquiridos el resto de bloques en huelga —Can Peric y Can Vilar en Sentmenat; Plana Est y Blanca Subur en Sitges; e Illa d’en Pla en Palau-solità i Plegamans—, así como todas las promociones de la Fundació La Caixa actualmente en proceso de descalificación de vivienda protegida, que suman más de 1.300 viviendas.

El Sindicat también exige que La Caixa retire inmediatamente todas las demandas de desahucio y los procesos judiciales abiertos contra las familias en huelga. El dinero retenido por la huelga no se pagará hasta que la entidad se siente a negociar.

En el bloque de Banyoles, que ahora pasará a ser público, la comunidad inquilina ya ha anunciado que seguirá en lucha hasta alcanzar todas las demandas, y reclama al Incasòl que reconozca el derecho a la negociación colectiva, que los contratos se renueven sin cláusulas abusivas y con alquileres ajustados a los ingresos de los hogares, y que se garantice un mantenimiento digno de los edificios.

Esta victoria demuestra que la huelga de alquileres funciona y que la organización de las inquilinas es la única garantía para defender el derecho a la vivienda. El Sindicat de Llogateres llama a solidarizarse con las familias en huelga, apoyar la caja de resistencia y sumarse al Sindicat. Cuando las inquilinas nos plantamos, ganamos.


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