Innovación vial: el radar pedagógico como aliado de la educación ciudadana
La carretera es un lugar para la absoluta responsabilidad. Cuando hacemos uso de ella, cualquier acción irresponsable o descuido puede tener gravísimas consecuencias, tanto para nosotros mismos como para un tercero. El radar pedagógico no sanciona, sino que enseña y nos ayuda a ser mejores conductores.

Ante todo, concienciar y ayudarnos a mejorar.
Hagamos examen de conciencia y preguntémonos cuántos malos hábitos tenemos al volante. Quizá sean pocos y quizá muchos; cualquiera de ellos puede tener consecuencias fatales. ¿Rebuscas en la guantera durante medio minuto buscando el pendrive de la música? ¿Revisas el móvil o incluso envías mensajes, permitiendo que tu atención se desvíe de la carretera? ¿Azuzas al coche que tienes delante, pegándote a su trasera para que acelere?
Sobrepasar los límites de velocidad establecidos es una de las conductas potencialmente más dañinas que podemos protagonizar. Pues a mayor velocidad más difícil será reaccionar a tiempo y más dañinas las consecuencias de un eventual accidente. Además, cada tramo de carretera presenta factores de riesgo y necesidades distintas, por lo cual será incluso más peligroso ir a sesenta por vía urbana que a ciento treinta por autopista. Pero… ¿somos siempre conscientes de nuestra falta? Recientemente, el radar pedagogico nos puede ayudar a serlo… y a rectificar.
Funcionamiento y utilidad comprobable del radar pedagógico.
Se trata de un dispositivo alimentado por energía solar, corriente alterna o batería, que cuenta con una antena doppler capaz de medir la velocidad del vehículo que llega en un rango de entre cincuenta y trescientos metros. Dicho dispositivo incorpora una pantalla iluminada por led, que muestra al conductor su velocidad actual, así como una indicación que será negativa o positiva según se encuentre o no dentro del rango permitido. De este modo, si la velocidad se encuentra dentro del límite los números serán de color verde y, si la supera, de color rojo. La pantalla podrá mostrar, a su vez, indicaciones extra o incluso un mensaje de agradecimiento.
¿Resultan efectivos estos radares? La respuesta es que sí. En primer término, impiden que el conductor ignore deliberadamente su conducta, hecho muy significativo. Con los datos en la mano (haremos referencia a estudios de Autobild España), los tramos que cuentan con estos radares han visto un promedio en la disminución de la velocidad de entre un 20 y un 25%.
Aspectos adicionales a tener en cuenta.
Los radares preventivos suelen ser colocados en zonas de especial riesgo, tales como vías urbanas en las que los conductores tienden a ir demasiado rápido, curvas engañosas, zonas de gran pendiente negativa, etcétera.
Algunos radares cuentan con funcionalidades extra especialmente útiles, tales como la capacidad para almacenar las mediciones y poder extrapolarlas para realizar posteriores informes. Respecto a las fuentes de energía que, como ya hemos mencionado, son diversas, esta es una forma de adaptarse al lugar en el que dicho radar será colocado. Por tanto, si se trata de una zona de mucha exposición solar, quizá sea una gran idea que se surta de ella para su funcionamiento.
Existen radares pedagógicos fijos, pero también móviles. Estos últimos resultan especialmente interesantes para su traslado a zonas donde, debido a obras o eventos, la seguridad pueda verse temporalmente más comprometida.
Una opción que convence a los conductores y que realmente funciona.
Los datos están ahí y no engañan. Además, los conductores tienden a ver con buenos ojos su instalación (al contrario de lo que suele suceder con los tradicionales), pues se hacen conscientes de su intención puramente pedagógica y positiva.
Un radar pedagógico es siempre una buena opción para mejorar la seguridad ciudadana.