Redacción •  Memoria Histórica •  26/05/2025

Este domingo se celebró la 19ª Jornada por la Memoria Antifascista en la Sierra de Guadarrama

  • Organizada por Familiares de las Víctimas del Franquismo, Foro Social de la Sierra de Guadarrama, Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid y La Comuna presos del franquismo.
  • Tuvo lugar ayer, 25 de Mayo, en la plaza del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, desde donde se inició el recorrido por las cárceles y lugares de tortura del antiguo mercado y del convento de las carmelitas, para llegar luego al cementerio parroquial (Paseo Miguel de Unamuno, s.n.).
Este domingo se celebró la 19ª Jornada por la Memoria Antifascista en la Sierra de Guadarrama

Un año más, asociaciones memorialistas se reunieron para homenajear a las personas antifascistas de la Sierra de Guadarrama, ejecutadas y represaliadas tras la Guerra Civil, como vienen haciendo desde el año 2004.

Este acto, que comenzó organizando el Foro Social de la Sierra de Guadarrama y un grupo de familiares de los represaliados y al que se sumaron el Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid y La Comuna, es un homenaje pluralista y apartidista (presidido por las banderas republicana, socialista, comunista y anarco-sindicalista), en el que se reivindica con emoción la memoria de las personas que lucharon contra el fascismo, por las libertades y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Un grupo revelador de vecinos del entorno de la sierra de Guadarrama, 84 hasta donde se conoce, se encuentran enterrados en fosas comunes, bajo los patios y pasillos del cementerio parroquial de S. Lorenzo de El Escorial. Sindicalistas revolucionarios, miembros de partidos políticos de izquierda, casi todos los alcaldes y concejales republicanos de la Sierra, militares, un guardia civil… trabajadores y en su gran mayoría jóvenes, que fueron sacados de sus casas a la fuerza, encarcelados, torturados, sometidos a consejos de guerra sumarísimos, sin posibilidad de defensa y en los que se les acusaba de “auxilio a la rebelión”. Un número significativo de los juzgados fueron ejecutados inmediatamente impunemente, fusilándolos frente al cementerio parroquial o dándoles garrote vil en el convento de las carmelitas.

Además de las personas asesinadas en S. Lorenzo de El Escorial, 119 vecinos y vecinas de la Sierra, que se sepa, fueron fusilados/as en las tapias del cementerio de La Almudena – El Este, en Madrid. Decenas más habían muerto combatiendo al fascismo durante la Guerra Civil y después de ella al nazismo en Europa. Otras 22 más murieron en los campos de exterminio nazis. Muchos cientos de personas de la Sierra fueron encarceladas durante años y muchas murieron en las cárceles y fuera de ellas, y en los campos de concentración, por las privaciones y el hambre. Cientos más fueron desprovistas de sus propiedades. Miles sufrieron humillaciones y palizas, y tuvieron que vivir durante decenios, con el dolor de no poder rememorar a los suyos, entre el miedo y las penurias. Una represión brutal, que llegó a varios miles de personas en la Sierra, y que configura un auténtico genocidio en una comarca que contaba entonces con poco más de veinticinco mil habitantes.

Hace veintiún años ya que se iniciaron estos homenajes anuales, la reivindicación de su memoria y la exigencia en el cumplimiento efectivo de los principios universales de VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN, de la que sin duda alguna son acreedores por su lucha por la democracia, las libertades y la revolución social, y como garantía de no repetición de la barbarie cometida.

En todo este período, ni el gobierno central, ni el de la Comunidad de Madrid, ni los Ayuntamientos de la Sierra han hecho nada para apoyar estas reivindicaciones. No han impulsado ninguna iniciativa para investigar dónde se encuentran sus restos en las fosas o para que reciban el reconocimiento expreso meritorio en sus respectivas localidades. No se ha llevado a cabo una investigación seria por parte del Estado español – que es el depositario final, no lo olvidemos, de la obligación de llevarlo a cabo -, de acuerdo a los principios generales del derecho internacional en materia de desapariciones forzosas y ejecuciones extrajudiciales, en el marco del golpe de estado de 1936 contra la II República española, legítima y vigente en aquel entonces, judicializando a través de una fiscalía especializada en memoria histórica de todos estos tipos penales encuadrados como “crímenes de lesa humanidad”. Tampoco se ha dado ni existe en la actualidad la voluntad política de prospección del patrimonio que les fue robado a los luchadores antifascistas asesinados y a sus familiares.

Por otra parte, si bien es cierto que la timorata ley de Memoria democrática de 2022 introduce – por fin – la “nulidad plena de todo derecho” de las sentencias de los juicios sumarísimos, y sus respectivos Consejos de guerra y demás órganos militares dictaminadores, se realiza de manera muy formal y trivial, sin que aporte la posibilidad y obligación por parte estatal de indemnización a los represaliados y a sus familiares, así como tampoco se entrevé un reconocimiento expreso de la injusticia cometida contra estos hombres y mujeres que sufrieron represión, en tanto en cuanto no está prevista la introducción de una nota aclaratoria de desagravio jurídico en los miles de expedientes sumarísimos existentes.

Por último, las asociaciones organizadoras hacen mención – tan solo sea por proximidad geográfica, aunque por muchas más razones, como es obvio – al mal llamado proceso de resignificación del Valle de Cuelgamuros como un proyecto fallido en el entramado de decisiones institucionales para una recuperación de la memoria histórica, plena, real, y verdadera; pues consideran un auténtico retroceso y claudicación, por parte del actual gobierno estatal, el hecho de la no expulsión de la comunidad benedictina del recinto, como en un principio estaba previsto, por no hablar de la dejación de funciones del Estado español cuando se somete a la jerarquía eclesiástica con una nueva reedición del Concordato con el Vaticano, en unas incipientes negociaciones que se van a mantener en relación al status memorialístico de Cuelgamuros. Por no hablar ya de la no desinstalación de la cruz de imposición nacional-catolicista, tal y como está previsto en los planes gubernamentales.

Flaco favor se hace, por tanto, a la demandada resignificación – con este tipo de medidas tan carentes de sentido y contradictorias – del lugar para convertirlo en un auténtico “Memorial democrático y antifascista” que requiere un verdadero Estado democrático y avanzado.

Por todo ello, aquí estamos nosotras y nosotros, leyendo sus nombres con orgullo y emoción un año más. Recordándoles como personas que lo dieron todo por la causa de los trabajadores y trabajadoras. Aprendiendo cada año de dónde venimos y sobre qué tierra manchada de sangre levantamos nuestras reivindicaciones de ayer y de hoy. Haciéndoles eternos y eternas, frente a los que nos los arrancaron e intentaron sepultarles también fuera de la memoria. Como dice la poesía de Almudena Grandes: ELLOS NO PUDIERON LOGRARLO/ PERO NO ESTABAN SOLOS / PORQUE NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ. NO LO PERDIERON TODO/ PORQUE NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ. NO LUCHARON EN VANO/ PORQUE NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ. Y NOSOTROS SOMOS LA MEMORIA DE SU FUTURO.


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