Redacción •  Memoria Histórica •  19/11/2023

Elecciones de 1933: 90 años del primer ejercicio de voto femenino en España

  • Se cumplen 90 años de las elecciones de 1933, la primera cita electoral celebrada tras la aprobación del voto femenino en 1931.
Elecciones de 1933: 90 años del primer ejercicio de voto femenino en España

El 19 de noviembre de 1933 se celebraban las segundas Elecciones Generales de la Segunda República. Una cita electoral marcada en la historia por muchos motivos, pero, entre ellos, quizá el más destacado, por la participación por primera vez de más de 8 millones de mujeres que habían adquirido el derecho a voto en 1931.

La conquista del derecho al voto de la mujer no estaba exenta de controversia. En el imaginario colectivo, las mujeres, más ligadas a la Iglesia Católica y a valores conservadores, podían suponer una basculación de la lógica demoscópica del país, reforzando a la derecha. Además, los altos índices de analfabetismo, dieron pie a discursos y posiciones despectivas hacia la pertinencia de su participación electoral.

Lo cierto es que, al margen de los prejuicios sobre el comportamiento electoral de las mujeres, aquella convocatoria electoral suponía un quebradero de cabeza para las opciones progresistas que habían protagonizado la vida parlamentaria desde 1931.

En el verano de 1933, la etapa de gobierno del denominado Bienio Reformista parecía agotada. La ruptura de la Conjunción Republicano-Socialista, lastraba al ejecutivo liderado por Manuel Azaña.

Los tremendos obstáculos y la faraónica encomienda de reformas necesarias en el país, en un contexto de crisis económica internacional y alarmante crecimiento del autoritarismo en Europa, generaron una situación de difícil salida para el proyecto político del republicanismo progresista burgués.

Por otra parte, los lentos avances y la persistencia del poder de facto de las grandes fuerzas rentistas del país, frustraron las aspiraciones socialistas de consolidar un cambio social de forma rápida apoyándose en la reciente transformación constitucional, elevando las tensiones hasta la ruptura con los republicanos.

Frente a ellos, una derecha reaccionaria que se había recompuesto tras la descolocación del fin de la dictadura de Miguel Primo de Rivera y la caída de la monarquía. Impulsadas por la deriva autoritaria en el continente, numerosos grupos reaccionarios habían creado la Coalición Española de Derechas Autónomas, CEDA, que aspiraba a dar un giro a las iniciativas progresistas manteniendo accidentalmente el sistema republicano.

Además, el poderoso movimiento anarco-sindicalista, a priori favorable al cambio a un régimen republicano como avance para la clase trabajadora del país, reaccionaba agresivamente llamando a la abstención activa de los trabajadores en las elecciones, descreída tras sucesos como Casas Viejas.

Ante tal escenario, con una izquierda dividida y enfrentada, frente a una derecha que cerraba filas en su objetivo de desmantelar los avances políticos y sociales, los resultados electorales ofrecieron un giro drástico de la representación parlamentaria, dando una holgada mayoría a las opciones conservadoras.

Durante años, buena parte de los sectores de la izquierda en España atribuyeron este giro al voto femenino. Una lectura que quedó claramente deslegitimada tras las elecciones de 1936, que mostraron un comportamiento electoral de las mujeres mucho menos predeterminado por las interpretaciones tópicas.


II República /