Luis Pino •  Opinión •  18/08/2016

Espíritu de la farsa en las Olimpiadas

Si no estuvieran convencidos del espíritu de la farsa en los Juegos Olímpicos que se están realizando en Brasil, como sede de dicho evento deportivo de carácter mundial, la derecha golpista parlamentaria brasileña y su burguesía no se hubieran atrevido a dar el Golpe de Estado parlamentario, valiéndose del impeachment contra Dilma Rousseff y el Comité Olímpico de dicha empresa deportiva no hubiese avanzado escondido en un falso “espíritu deportivo” en un país anfitrión, en donde se impuso una dictadura por la vía del golpe de Estado, en detrimento de un pueblo al que ya empezaron a agobiarlo con medidas fascistas y neoliberales.

Aún  así, tanto el Comité Olímpico Internacional y el brasileño, como  Michel Témer, el   dictador golpista, pretenden que todo transcurra con total normalidad o tranquilidad, porque más importan el show y el bussiness o negocio, que el espíritu deportivo.

Otro igual sucede, de  manera colectiva con las delegaciones de cada  país y, de manera individual, con cada atleta, a  los que, a cuenta de que ellos sólo son eso,  atletas olímpicos, les resbala la política, mientras que sus egolatrías y afanes crematísticos les son suficientes para no importarles un rábano si el país  en el que  están midiéndose en sus disciplinas está presidido por un golpista tracalero, como, también, ignoran  que toda  la organización,   infraestructura, confort y demás condiciones favorables que hoy disfrutan los atletas, son tales,  gracias a la acción decidida del gobierno de la mandataria que hoy  es víctima del Golpe de Estado en Brasil, Dilma Rousseff.

Toda esa farsa del “espíritu deportivo” en estas Olimpíadas – Brasil 2016 y las ediciones anteriores, son posibles porque desde la noción capitalista mercenaria del mundo unipolar,  el deporte y la excelencia son un negocio rentable, que se vende como un show más, porque deja dividendos a  los empresarios, mientras los atletas son un producto de consumo, a pesar de todo su  esfuerzo, disciplina, dedicación y desgaste de vida,  de atletas sin conciencia de clase, pedantes deportivos y descerebrados, a los que, deliberadamente, se les enseñó  a dedicarse a su deporte y que el mundo les importe nada, más allá de tomarse -cuando alcancen la fama y el reconocimiento social- una que otra foto con algún negrito famélico africano, visite alguna zona de guerra o genocidio y alguna favela en medio de pobres muertos de hambre  porque todo eso es parte del show que se vende como cualquier producto y marca comercial, o, sea la vedette de alguna organización política o gobierno de turno, siempre con fines crematísticos, nada deportivos.

Esta madeja de la gran farsa deportiva, se percibe en acciones arbitrales y decisiones del Comité Olímpico, empeñado en anular a como dé lugar, a todas las delegaciones de los países del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, como la de la Federación Rusa, la delegación china y el resto de países, entre los que se ha notado, por ejemplo, el arbitraje amañado en boxeo contra el venezolano.

Toda esta farsa y mañas presentes en estas Olimpíadas son posibles, porque al viejo imperio del mundo capitalista y neoliberal no se le puede ver, ni a sus súbditos, como atlética y deportivamente inferiores a los del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar. Así , por ejemplo, para el gobierno fasciosionista de Israel es inadmisible que algún palestino gane alguna medalla olímpica,  razón por la cual, no dejaron salir de la Franja de Gaza a  varios palestinos, porque los judíos sionistas están decididos a  desaparecer de la faz de la tierra a los palestinos, con la ayuda del gobierno estadounidense y sus colonias serviles aliadas, aunque esto avergüence al otros judíos que siempre han creído posible la hermandad, no sólo en el deporte, sino  en la vida cotidiana con sus más cercanos hermanos, los palestinos.

Pues bien, más allá de toda farsa disfrazada de espíritu deportivo, en Brasil se impone la verdad de una mayoría, el pueblo que grita “Fuera Témer”, “Témer golpista”, combinada con la hospitalidad propia de estos hermanos cariocas, más otras  voces muy contadas, como la de la atleta argentina que en el desfile inaugural se pintó en la palma de su mano otro mensaje contra el oprobio de Mauricio Macri contra su pueblo. También, fue honorable la posición asumida por presidentes y jefes de Estado y de gobierno, como Vladimir Putin y Nicolás Maduro, entre otros, quienes no asistieron a la inauguración, ni asistirán a la  clausura de la farsa de que “aquí no ha pasado nada” y “la vida continúa”, pues en Brasil  hubo un golpe de Estado contra la mayoría del pueblo brasileño y contra Dilma Rousseff y estos Juegos Olímpicos no van a legitimar al golpista Michel Temer y sus amos.
Luis Pino es narrador y ensayista venezolano. Profesor universitario e investigador de fenómenos sociales y del habla espontánea. Doctor en Ciencias Sociales.

Fuente: Telesurtv.net


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