El pasado fin de semana conseguimos recuperar la Memoria de tres guerrilleros o maquis en la localidad cordobesa de Belmez. Se han redactado desde entonces algunos datos inexactos en algunas páginas de información y periódicos locales de Córdoba, aunque el tratamiento informativo puede considerarse como bastante correcto en general.

Como arqueólogo director de esta intervención y contando con el conocimiento exacto de los hechos a partir de los testimonios recogidos de los familiares y vecinos de Belmez, así como con las evidencias extraídas de la fosa común excavada, quiero publicar la información, recién llegado del pueblo, y una vez concluido el trabajo de campo.

La intervención se ha desarrollado por iniciativa de los hijos -Luís Vargas Gómez y María del Carmen Vargas Gómez- de uno de los maquis ejecutados, que contactaron con nuestra asociación a fin de recuperar los restos de su padre de la fosa donde fue arrojado junto a otros dos compañeros suyos. Tal y cómo se desprende de nuestro protocolo de actuación, tras la recopilación de los testimonios orales y datos recogidos de los archivos del ayuntamiento de esta localidad, se interpuso una denuncia por crímenes de lesa humanidad en el juzgado de Peñarroya-Pueblonuevo que el juez desestimó considerando que los asesinatos habían prescrito. Simultáneamente, voluntarios del Foro por la Memoria de Córdoba y otros compañeros del Foro de Sevilla, historiadores, abogados, antropólogos y arqueólogos comenzamos los trabajos de exhumación tras obtener el permiso y respaldo del Ayuntamiento de Belmez. Los días 4 y 5 de Abril excavamos en la zona del cementerio municipal donde los testimonios indicaban que debía localizarse la fosa común, sin resultados. Regresamos en Mayo, y entre los días 9, 10 y 11, y a partir de los datos recogidos en el libro del cementerio y la situación de algunas tumbas del mismo, localizamos la fosa individual de uno de los desaparecidos y documentamos y exhumamos la fosa común de los otros tres, donde se encontraba Antonio Vargas Montes.

La reconstrucción histórica de los hechos se ha llevado a cabo a partir del excelente libro de Francisco Moreno “La resistencia armada contra Franco”, y de los testimonios recogidos de algunos vecinos. Además, algunos datos del informe arqueológico que ya adelanto, corroboran lo ocurrido y permiten conocer otros detalles.

La noche del 21 octubre de 1949, cuando visitaban una de las casas del pueblo para aprovisionarse, se produjo un encuentro entre tres guerrilleros y la Guardia Civil, ya alertada sobre su presencia. En este enfrentamiento murió uno de los guerrilleros, mientras que el resto consiguió abandonar la localidad.

Al día siguiente otros tres guerrilleros que acudieron a Belmez en busca de camuflaje (algo frecuente en esta época de la guerrilla) o para establecer contacto con algún enlace, fueron envenenados por orden de la Guardia Civil, que conocía de antemano su presencia, sacados a las afueras del pueblo cuando el veneno ya surtía efecto, y rematados a tiros.

De este último hecho tenemos constancia por la perforación por agujero de bala detectada en el occipital derecho de uno de los cráneos, que confirma que la víctima fue rematada. También rescatamos munición sin disparar de 7.92 x 57 mm. (una bala de punta redondeada con casquillo de pistón lacado en rojo), de la pirotécnica de Sevilla (PS-1937) para una carabina máuser K98, de fabricación alemana, que portaban las tropas franquistas o la Guardia Civil habitualmente. El agujero observado en el cráneo coincide con el calibre de la munición encontrada, por lo que al menos una de las víctimas fue rematada en el mismo cementerio municipal.

Las víctimas que sufrieron en esta ocasión la represión de la postguerra, fueron:

Manuel López González “Paco Peñaflor” o “Solitario”, con 35 años, de Villanueva del Rey.

Antonio Vargas Montes, 29 años, de Santa Cruz de Tenerife y residente en Sevilla.

Alejandro Escribano Cobos, 27 años, de Pedroche.

Benito Calero Fuidia, 24 años, Belmez.

De Antonio Vargas Montes es de quien actualmente conocemos más datos, sabemos que fue militante del PCE y que pasó por tres Consejos de Guerra. Finalizada la guerra actuó como Secretario de Agitación y Propaganda del PCE, encargándose de la distribución del Mundo Obrero, así como de prestar ayuda a los presos.

Queremos dejar constancia de que este trabajo podemos llevarlo a cabo gracias a Luisa Gómez Castro (recientemente fallecida), su mujer, ya que fue la encargada de reunir toda la información posible y tras su asesinato, aún siendo la mujer de un comunista, tuvo el valor de desafiar a todo el aparato franquista, buscando el paradero de su marido. En el año 77 visitó Belmez, y tras casi veinte años de espera, la Guardia Civil le entregó un paquete con los efectos personales de Antonio.

La labor de Luisa ha sido continuada por sus hijos, Luís y Mª Carmen, como la perpetúan otros familiares aún vivos, quienes nos conceden la oportunidad de recuperar la memoria de su padre y la de todos aquellos que desaparecieron en las noches de niebla.

Por último, hay que señalar, casi hay que gritar, que pese a que nos encontramos ante un delito permanente porque estas personas fueron asesinadas y desaparecidas en la postguerra dentro de un plan organizado de exterminio masivo, por motivos de carácter político, y que es ésta la definición exacta de un genocidio, el juez ha dictaminado la prescripción de los hechos.