El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha archivado la denuncia del sindicato ultraderechista “Manos limpias” contra la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés (IU) mediante un auto que avala la decisión que tomó ante la situación de emergencia que sufrían las familias desalojadas al quedar demostrado que no estuvo inspirada “por una finalidad arbitraria e injusta, sino por la necesidad de atender a una situación urgente, por mandato judicial”.

En sus razonamientos jurídicos, el TSJA subraya que el modo de proceder de la Consejería de Fomento y Vivienda está “inducido por el mandato judicial de proveer lo necesario para el realojo de familias con menores o en riesgo de exclusión social” y amparado en el precepto legal de “permitir un realojo transitorio en viviendas protegidas, sin régimen de concurrencia, al tratarse de una circunstancia excepcional”.

Tal y como ha afirmado el Coordinador general de IU-CA, Antonio Maíllo, se trata de “una buena noticia para las familias que no tienen vivienda y buscan en las Administraciones soluciones a la vulneración de ese derecho” y de “una pésima noticia para quienes quisieron y quieren enfrentar pobres contra pobres”, en alusión a quienes calificaron la acción de IU en la Junta como una injusticia para los demandantes de vivienda pública. Algo totalmente falso, como pone de manifiesto la sentencia del Alto Tribunal andaluz, que deja bien a las claras que la acción de IU estuvo guiada desde el primer momento por la búsqueda de la justicia social.

LOS VOCEROS DE LA DERECHA

Efectivamente, la denuncia presentada por el sindicato “ultra” que ha sufrido este varapalo de la justicia se vio ampliamente respaldada por múltiples voceros de la derecha en los medios de comunicación que se lanzaron como lobos contra Elena Cortés e IU-CA, envalentonados tras la metedura de pata de Susana Díaz a la que exigían que no diera marcha atrás y expulsara del Gobierno Andaluz a la Consejera.

Ciertamente, es una mala noticia para quienes quisieron enfrentar a pobres contra pobres por el derecho humano a la vivienda por parte de quienes, a buen seguro, el techo donde vivir ni de lejos habrá significado problema alguno en su vida.

Sin ir más lejos, en el periódico Carcabuey hemos podido leer algún artículo en el que no sólo arremetía de lleno contra el realojo de las personas desahuciadas calificán- dola de demagógica y de trato de favor, sino que tildaba gratuitamente a IU-CA de secta con frases como: “la demagogia siempre termina beneficiando a los más próximos a la secta minoritaria” o “los próximos al bipartito se saltan la cola con el mayor de los descaros”. Y no paraba ahí, sino que el hecho le llevaba a conclusiones del calado de “constatar la superficialidad y la demagogia con que se gobierna Andalucía”, “la ausencia [en Andalucía] de una política y de un programa de gobierno” o “La consecuencia de todo lo anterior es que Andalucía no remonta”.

La verdad es que hay ocasiones en que en lugar de contestar a aseveraciones tan fáciles y demagógicas es preferible dejar pasar el tiempo y que éste acabe colocando las cosas en su sitio.

Y, efectivamente, –aun a sabiendas de que la sentencia aún no es firme- dada la contundencia con la que los magistrados se pronuncian y extraen su conclusión: “…no existir ningún hecho que remotamente pudiera tener alguna significación penal”, (Ver sentencia) consideramos que las cosas han quedado puestas cada una en su sitio.

No sabemos qué dirá ahora su autor tras conocer la sentencia, pero tampoco nos preocupa mucho. “La mentira tiene las patas cortas” –dice el refrán-, como también las tiene la propaganda dirigida únicamente a minar al adversario pero carente del más mínimo fundamento. Los trabajadores, el pueblo llano y sencillo y la ciudadanía en general, tras los “palos” que está recibiendo se encuentra más alerta que nunca como para dar por buena cualquier acusación, sin someterla a dos importantes filtros: el contraste con la realidad percibida personalmente por cada uno/a y la credibilidad de quien la emite. Quienes, por intereses electorales cortoplacistas, se embarcan en este tipo de ataques tan falaces, injustos y hasta apocalípticos, que al poco tiempo quedan absolutamente desmontados, sin darse cuenta, lo único que acaban minando es su propia credibilidad. Allá cada cual.