Rafael Fenoy Rico •  Opinión •  30/10/2018

Subir solo el SMI un nuevo chocolate del loro

Si, parece que subirá el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) el próximo año, entiéndase a dos meses vista, enero de 2019, hasta los 900 euros que dicen subirá el gobierno. Actualmente en 2018 “el salario mínimo para cualesquiera actividades en la agricultura, en la industria y en los servicios, sin distinción de sexo ni edad de los trabajadores, queda fijado en 24,53 euros/día o 735,9 euros/mes” Y efectivamente se subió con respecto al establecido en 2017, lo cual podría pensarse que alivia las rentas familiares necesarias para poder vivir cada mes, pero ocurre que subir los sueldos, que no está mal,  no acaba de arreglar el problema esencial que supone poder  llegar a fin de mes.

Y esto ¿por qué es así?  Ya que no deja de ser paradójico para quienes ven como de vez en cuando suben, eso sí sin alegrías, sus nóminas y siguen experimentando, a pesar de ello,  que el dinero no les alcanza. ¿Cómo es esto posible?  Mi querido padre me comentaba, cuando de subir sueldos se trataba en alguna reunión o se comentaba en los medios de comunicación, que la principal medida para mejorar la vida de quienes trabajan era el control de precios de los productos necesarios para vivir. Me decía ¿de qué sirve subir los sueldos si los alimentos, el vestido, la vivienda sube mucho más en proporción?  Porque un aumento de salarios lleva parejo un aumento de precios, y posiblemente una cascadas de despidos.

¿Quiere esto decir que los sueldos no deban sean suficientes para vivir dignamente? Evidentemente deben serlo. Lo que si se expone es que eso no se consigue  subiendo sólo el SMI, porque se hace preciso un control de precios en productos de primera necesidad y medidas para que crezca el empleo. Pocas voces se alzan contra el poder del Estado para regular el salario mínimo, aunque choca con  una endiablada economía neoliberal que pretende que el “dios mercado” todo lo regule. Sin embargo, en cuanto el Estado pretenda el control de precios, saltarán voces egoístas e insolidarias defendiendo la “libre empresa” y el libre mercado. Y no se paran a pensar quienes vociferarán, en enloquecido afán de enriquecimiento, que si los bienes necesarios para subsistir son escasos es preciso garantizar el acceso de todas las personas a ellos: agua, energía, vivienda, alimentos, vestidos, transportes y servicios públicos, educación, sanidad y atención a personas dependientes. Todo ello debe ser garantizado para toda la ciudadanía con independencia de su sexo, raza, estado condición, nacionalidad, credo… Es ahí donde se acrisolan los grandes principios recogidos en los derechos humanos.

Con sólo la subida del SMI, sin control de precios, que impida la subida de sueldo que inevitablemente se producirá ya que va unida a una mayor presión fiscal nada se remediará.  Como propaganda funciona muy bien, pero nada más que para eso. Y es normal que se anuncie en una macro campaña electoral abierta hace años. Por eso la subida del SMI es otro chocolate del Loro.


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