Arthur González •  Opinión •  10/09/2018

¿Por qué Cuba es tema de campaña electoral en la Florida?

Cada vez que se aproximan las elecciones en la Florida, es difícil que alguno de los candidatos a cargos disponibles, no aborde en sus discursos el tema cubano, a pesar de ser un país independiente y no una colonia yanqui, como lo fue 60 años atrás.

Así se manifestó en estos días el representante Ron DeSantis, candidato republicano a gobernador de la Florida, quien prometió arreciar las medidas contra Cuba, ante un auditorio compuesto mayoritariamente por votantes de origen cubano, muchos de ellos testaferros y torturadores del dictador Fulgencio Batista, o ex miembros de la vieja burguesía que abandonó la Isla, con la trasnochada ilusión de que Estados Unidos impidiera la consolidación del triunfo revolucionario alcanzado en 1959.

DeSantis, ganó el 68 por ciento de los votos en las recientes elecciones primarias republicanas en Miami-Dade, y ahora compite contra su oponente demócrata, el progresista de raza negra, Andrew Gillum.

Para hacer más ridículo su discurso, aunque atractivo para los asistentes, afirmó: “Soy el único candidato capitalista para gobernador de Florida. El socialismo sería un desastre para la Florida. No podemos permitir que las políticas socialistas ganen en esta tierra libre”.

Buscando aplausos y votos, DeSantis auguró que si ganaba las elecciones iba a pedirle al gobierno de Estados Unidos que acusara formalmente a Raúl Castro, como responsable del derribo de las avionetas de la organización contrarrevolucionaria Hermanos al Rescate, dirigida por un terrorista nacido en Cuba, que, en franca y premeditada provocación, violaban sistemáticamente el espacio aéreo habanero, situación que Estados Unidos nunca permitiría sobre su territorio.

Este candidato tiene el respaldo de los mafiosos terroristas anticubanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart y Marco Rubio, todos vinculados a las políticas opuestas a la normalización de relaciones con Cuba.

Lo extraño del asunto es que DeSantis no habló de lo que haría como gobernador para eliminar la pobreza, la desigualdad, ni los crímenes violentos que continuamente se producen en la Florida, unido al alto consumo de drogas y la prostitución, que afectan a la población de esa ciudad.

En su discurso, pasó por alto lo expuesto en el informe de Philip Alston, Relator Especial de la Organización de Naciones Unidas, sobre la pobreza extrema y derechos humanos, donde afirma que: “En Estados Unidos hay más de 40 millones de personas en situación de pobreza, de los cuales 18,5 millones viven bajo el umbral de la pobreza extrema, víctimas de las condiciones de exclusión, inequidad y baja movilidad social que imperan en ese país”.

Tampoco mencionó que solo en el año 2013, las tasas de mortalidad infantil en EE.UU. fueron las más altas en el mundo desarrollado; donde los estadounidenses tienen la esperanza de vida más corta y se enferman mucho más que en otros países desarrollados, debido a su pésimo sistema de salud, que lo cobra todo.

Por el contrario, la Cuba socialista disfruta de una de las mejores tasas de mortalidad infantil, con solo 4.2 por cada mil nacidos vivos, de 60 que dejaron los “exiliados” en 1960.

Hoy la esperanza de vida de los cubanos es 78,4 años, gracias a la elevada calidad del sistema de salud pública socialista, que les ofrece cobertura universal y asistencia gratuita a todos, situación reconocida por la Organización Mundial de la Salud.

El aspirante a gobernador, antes de atacar a Cuba con sus palabrerías engañosas, debería conocer que Estados Unidos ocupa el puesto 35, de 37, en términos de pobreza y desigualdad; al tener la tasa Gini más alta de todos los países occidentales, esa que mide la desigualdad mundial.

Por supuesto, que tal panorama de desgracias solo afecta a la población pobre, visiblemente fraccionada por décadas de políticas de discriminación social y étnica, exclusión y por la dominación cultural de las altas esferas conservadoras.

Ron DeSantis, como candidato republicano a gobernador de la Florida, debería conocer la denominación efectuada por la revista Forbes, cuando seleccionó a Miami como la “Ciudad Más Miserable del País”, seguida por Detroit y Flint, en Michigan, y West Palm Beach, en la Florida. En el 2014, el sitio Wallethub.com definió a Miami como la segunda peor ciudad para criar a un hijo, detrás de Detroit.

En caso de ganar las elecciones, deberá tener en cuenta la cantidad de terroristas cubanos que residen en la Florida, especialmente en Miami, los que tienen a su haber números crímenes por haber pertenecido a organizaciones como Comandos L y Omega 7, hechos reconocido por sus participantes y que constan en los archivos del FBI, aunque nunca han sido juzgados por ellos.

Entre esos terroristas están Armando Valladares, detenido en Cuba por hacer estallar bombas en varios centros comerciales de la Habana y Carlos Alberto Montaner, detenido in fraganti cuando colocó una petaca explosiva en una tienda por departamentos, que hirió a una madre y a sus dos hijos. Fue juzgado y condenado, pero se fugó del centro penitenciario y buscó asilo en la embajada de Brasil.

Además, se pasean libremente por las calles de Miami otros como Ramón Saúl Sánchez, miembro de la organización terrorista Omega 7, autor confeso de varios actos terroristas contra Cuba, ahora compinche de Rosa María Paya, que incita a acciones de desobediencia en Cuba, sin que las autoridades yanquis tomen medidas por esos actos violatorios de las leyes internacionales.

Muchas son las cosas que deben preocuparle al aspirante a gobernador para poner orden en la Florida, antes de hacer declaraciones injerencistas y falsas contra Cuba, para ser aceptado por esbirros, torturadores y terroristas manchados de sangre inocente de ciudadanos cubanos.

Por conocerlos a cabalidad, expresó José Martí:

Las elecciones en los Estados Unidos están por lo común en manos de la gente de tabernas”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

Fuente: MartianosHermesCubainformación


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