Gerardo Fernández Casanova •  Opinión •  28/06/2018

México. El fenómeno de AMLO y MORENA

México. El fenómeno de AMLO y MORENA

A pocos días de la fecha comicial, Andrés Manuel López Obrador y MORENA como partido se muestran como ganadores con un muy amplio margen de ventaja, tal que no se tiene registro en la breve historia (21 años) de las elecciones competidas en México. Es un verdadero fenómeno político y vale la pena tratar de entenderlo.

El ingrediente de mayor peso que coloca así la contienda es que se conjugaron en el tiempo y el espacio el cúmulo de agravios parciales o locales para convertirse en el agravio total. El asunto de Ayotzinapa ya no quedó aislado, se sumó con muchos otras violaciones de los derechos humanos, tanto individuales como colectivos; el brutal aumento de los precios de los combustibles se sumó con la devaluación del peso y el grave deterioro de la economía familiar; la devastación ecológica de la minería a cielo abierto se sumó con los avances en el intento de privatizar el agua; la violencia desatada en el país, con sus miles de muertos y desaparecidos, se agregó a la ineficacia de las instancias responsables de la procuración de justicia; la extranjerización de la industria, el comercio y los servicios se combinó con la pérdida de empresas nacionales y su correspondiente desempleo; el abandono del campo y el desplazamiento de la población que de él vivía se encontró con la cerrazón antiinmigrantes del gobierno de Trump en USA; la población juvenil, en su momento de mayor peso relativo, se enfrenta con la exclusión de la posibilidad de estudiar y el cierre de las oportunidades de trabajo; la pobreza se extendió y la riqueza se concentró en muy pocas manos de manera de cancelar las expectativas de mejora en el nivel de vida de las personas y las familias, incluso con retrocesos que han golpeado severamente a la desfalleciente clase media; la política se ha prostituido con fraudes descomunales, como el registrado en el Estado de México el año pasado, y partidos que sólo responden a los intereses económicos de sus dirigencias y dan la espalda a la sociedad que debieran tratar de representar; la libertad de expresión se proclama en el discurso y se atropella con violencia y asesinatos en la práctica cotidiana; la corrupción se convierte en el gran agravio a la sociedad toda, con casos ejemplares que atañen al mismo presidente de la república y causan vergüenza y coraje en la población; la mentira de la propaganda oficial, particularmente la que ha intentado convencer de la pertinencia y bondad de sus “reformas estructurales”, y su insistencia machacona en los medios, llevan al hartazgo y el repudio popular. Esto por sólo mencionar los que en este momento me acuerdo; seguramente usted, amable lector tendrá muchos otros que agregar.

Pero, además, tales agravios no son originados sólo por el PRI en el gobierno, sino que incluyen al PAN y al PRD, tanto por sus administraciones de gobierno, como por sus contubernios y pactos contra México. Los tres partidos, anteriormente dominantes, han perdido su identidad y su membrecía en magnitud que hace peligrar incluso su supervivencia como tales.

Ante este panorama, la simple propuesta de algo diferente suma a un importante sector de la sociedad. Pero además AMLO se planteó una estrategia cargada de pragmatismo, sabedor de que la sociedad mexicana se ha manifestado conservadora en todos los comicios anteriores, con la que ha buscado y logrado reducir en gran medida el número de los que nunca votarían por él. Su documento programático, Proyecto18, recortó las aristas de sus anteriores proyectos alternativos y neutraliza la campaña del miedo que tanto lo afectó en anteriores campañas, aunque en el discurso permanece el AMLO histórico que recorre el país a ras de suelo y en directo contacto con sus seguidores.

Tal manera de conducir su campaña lo ha llevado al sitio inusitado que hoy ocupa en las encuestas, con 20% de ventaja respecto de su más cercano competidor, con lo que hace inútil el fraude electoral o, en caso de darse, coloca en grado de extremo peligro la estabilidad y la paz social.

Las preferencias se muestran también con gran ventaja en la competencia por todos los cargos en juego, particularmente en los legislativos, no obstante la campaña para que se vote cruzado, para no otorgar la mayoría del congreso al próximo titular del ejecutivo, en términos de minar las posibilidades del cambio reclamado por la gente. No lo podemos permitir; vamos a votar parejo a favor de MORENA. Así sea.


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