Carlos de Urabá •  Opinión •  13/06/2018

¿Cómo desmovilizar el Procés catalán y ganar las elecciones del 2020?

Desde luego que la asunción de Pedro Sánchez como nuevo presidente de gobierno es un hecho que se puede calificar de mágico y sobrenatural. De repente los hados del destino le conceden  a un perdedor el máximo premio gracias a una coyuntura política favorable.

No cabía otra salida más que una moción de censura ante esa especie de “cosa nostra” en que se había convertido el PP. Era necesario castigar esa mafia de políticos avariciosos  dedicados a tiempo completo al desfalco, el cobro de comisiones, la prevaricación, el cohecho, falsedad documental, el desvío de fondos públicos y contabilidad paralela. El no da más del fraude y la corrupción.  Y encima de la manera más alevosa ningún representante de la cúpula de gobierno asumía las responsabilidades políticas del caso. – Aprovechando  la ola de indignación que se había levantado a raíz del fallo del caso Gurtel Pedro Sánchez con los votos de Podemos, PNV, ERC, PDCat, Bildu alcanzaba la más alta cima del poder. Todo ha sido producto de la rabia con el fin de expulsar al Partido Popular del gobierno. De lo contrario jamás se hubiera llegado a un consenso entre partidos de ideas tan discrepantes.

Ahora la Moncloa se convertirá en la mejor plataforma política para que el PSOE acometa ventajosamente las elecciones generales del 2020. Desde allí podrá amplificar su mensaje propagandístico  presentándose como un proyecto innovador, progresista, feminista, dialogante y conciliador. Tras la toma de posesión de los ministros estrellas del nuevo gobierno  se prevé un fuerte crecimiento en la intención de voto.  El objetivo de Pedro Sánchez es revitalizar el Partido Socialista que naufragaba en las  encuestas demoscópicas  en detrimento del PP, Cs y Podemos.  

Desde luego que los procesos judiciales continúan en marcha y pronto los responsables del supuesto “golpe de estado”,  rebelión, sedición y malversación de fondos públicos tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados. Hay que respetar la independencia de la justicia, dicen los más ortodoxos.  Pero el nuevo gobierno podría hacer algunos gestos conciliadores como, por ejemplo, trasladar a los presos políticos a las cárceles catalanas dependientes de la Generalitat.  Es parte de la base de la negociación porque se ha levantado el artículo 155 y la hacienda española devuelve el control financiero a la Generalitat de Cataluña. El PSOE por medio de la ministra de Política Territorial Batet promete una reforma constitucional; ceder en competencias y estudiar a fondo la construcción de la España federal donde se acomode a gusto Cataluña (aunque para realizar una reforma constitucional de este tipo se necesita una mayoría cualificada en el Congreso) Se busca con una salida política pues la vía policial y judicial ha demostrado su ineficacia. La clave está en la actuación del nuevo fiscal general que recaerá con toda seguridad en María José Segarra -perteneciente a la Unión Progresista de Fiscales

¿Cuál es la principal reivindicación de los independentistas?  No es otra que la puesta en  libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados. En todo caso la mayoría de los presos políticos catalanes ya se han arrepentido ante los jueces; compungidos declararon  que acatan la constitución, que aceptan el artículo 155 y, por ende, la soberanía del rey Felipe VI. Deben recibir un ejemplar escarmiento pues han atentado contra la sagrada unidad de España y, sobre todo, para que en un futuro no vuelva a repetirse la asonada.

Se encuentran en prisión porque el Juez Llarena cree que si quedan en libertad condicional pueden volver a reincidir en el delito.

Los presos políticos lo que realmente desean es salir de prisión lo más rápidamente posible. Han confesado ante los jueces que todo lo del Procés ha sido de carácter simbólico, un teatro reivindicativo y que no tenían la intención de cometer delito alguno pues cumplían el mandato democrático emanado del Parlament. Sus abogados se las ingenian estudiando  artimañas jurídicas para obtener la libertad condicional de sus defendidos. Òmnium y ANC se comprometen a hacerse cargo de las fianzas mediante la Caja  de Solidaridad que administran  y cuyo capital asciende a 5.8 millones de euros -procedente de donaciones de socios y simpatizantes-

Los presos políticos anhelan fervientemente reencontrarse con sus familias,  sus esposas, esposos, hijos, nietos o amistades. La euforia y alegría del reencuentro con sus seres queridos sería un golpe de efecto demoledor.

La verdad es que los mata la nostalgia y el aburrimiento encerrados en una prisión como la de Estremera o  Soto del Real -a pesar de que instituciones penitenciarias les concede un tratamiento VIP. No existe una voluntad expresa de resistir y convertirse en mártires de la causa catalana.  No nos debe extrañar en nada esta actitud pues están acostumbrados a una vida social activa y placentera que incluye reuniones, homenajes, cocteles, restaurantes de moda, fiestas, navidades, shopping, viajes, vacaciones, y demás privilegios de una desahogada burguesía.

Para el nuevo gobierno socialista es una prioridad desmovilizar el procés catalán, es urgente apagar el incendio separatista que es el directo responsable del auge de la derecha y la ultraderecha. El nacionalismo español mancillado en su  honor y  orgullo reclama venganza contra los “supremacistas” catalanes. Este sentimiento ha ido  extendiéndose por todos los rincones de la geografía nacional. En esta confrontación entre monárquicos unionistas y soberanistas  Ciudadanos es el  partido que ha sacado mayor provecho de  la ola de indignación popular. Porque han reclamado con mayor beligerancia que se aplique con todo el rigor el  articulo 155, o sea,  reprimir con la máxima contundencia por vía policial y judicial a los “golpistas catalanes”. Hace apenas unas semanas  que las encuestas proyectaban a Cs como el favorito para ganar las elecciones generales. Pero todo eso se ha diluido por el efecto de la moción de censura triunfante.

Ya comenzaron las negociaciones (oficiales y secretas) para conseguir la libertad de los presos políticos catalanes -no sabemos si antes o una vez se emita el veredicto de los jueces- Algo que tendrá que estudiar el Ministerio de Justicia. El TS tiene planeado iniciar el macro juicio al separatismo catalán en el otoño pues todavía el juez Llarena no ha terminado la fase de instrucción. Aparentemente dos meses después de la vista ya habría una sentencia.

España no ha sabido seducir a los catalanes, presentarles un proyecto atractivo donde se sientan cómodos. ¿Cómo convencerlos de que acepten una institución medieval como la monarquía? Lo mejor es utilizar la táctica de que Europa es nuestra patria sin mencionar la palabra España; ni la bandera rojigualda o la marcha real. Símbolos susceptibles de ser reemplazados por la bandera azul del manto virginal con las doce estrellas y el himno la oda de la Alegría.  Vivimos en un mundo globalizado y no se justifica una visión reduccionista-alegan los tecnócratas. Es mejor ser nacionalistas europeos y hacer parte de un imperio que compite de tú a tú con los EE UU,  China o Rusia.

En el momento que haya una sentencia firme y se dicten previsiblemente las respectivas condenas (porque de antemano son culpables) es entonces cuando el gobierno de Pedro Sánchez actuará con clemencia y misericordia otorgando a los reos la gracia o indulto colectivo, mejor dicho,  un borrón y cuenta nueva a cambio de ciertas “contraprestaciones”.  Un gesto que invita a ceder, dialogar y pactar en pos de la reconciliación entre los españoles. Esto significa que los separatistas tendrán que ser consecuentes y comportarse a la altura de las circunstancias; moderar su discurso y comprometerse a transitar por la senda del constitucionalismo y del autonomismo.

¿Renunciarán a sus pretensiones los independentistas?  El rencor ensombrece sus espíritus por la afrenta recibida por parte del reino de España, y la brutal actuación de la Guardia Civil y la Policía Nacional el 1 de octubre, la criminalización, la humillación y persecución de los políticos separatistas es algo muy fresco y difícil de olvidar.

Los soberanistas insisten en la validez de la republica catalana. Por el momento tendrán que aparcar sus reivindicaciones independentistas, rebajar la tensión y adoctrinar a sus  incondicionales para que se preocupen por asuntos más efectivos y pragmáticos. Es necesario  que en la sociedad  catalana vuelva a reinar la paz y la armonía, que se rebaje la tensión entre el bloque  independentista y el españolista aplicando la filosofía cristiana de juntos como hermanos, perdonar y ser perdonados. Recobrar el estado de derecho antes de que la crisis se profundice y se hunda la recuperación económica.

Los catalanes independentistas al fin y al cabo pueden consolarse realizando actos meramente simbólicos,  desahogar sus ímpetus identitarios en las multitudinarias manifestación folclóricas que se convocan anualmente en la DIADA,  constituir la republica Catalana en el ciberespacio, publicar páginas webs de exaltación patriótica o emitir sus proclamas revolucionarias a través de Facebook, Twitter, WhatsApp. Además cuentan con TV3 para entretenerse en polémicas y debates apasionados. Mientras todo se desarrolle dentro del ámbito virtual no hay ningún problema porque los protegen las leyes de libertad de expresión. Otra cosa son los hechos consumados como lo sucedido en el referéndum del 1 de octubre que puso en peligro la unidad de España y la estabilidad de las instituciones. Especialmente la monarquía que es uno de los pilares fundamentales del régimen del 78.

Ya es hora en que el rey Felipe VI, jefe de estado y capitán general de los ejércitos, pueda volver a pisar Cataluña sin sobresaltos,  participar en los actos públicos y privados, citas culturales,  y encuentros protocolarios, cenas, entregas de premios, etc.  No olvidemos que su majestad detenta el título de conde de Barcelona, príncipe de Gerona y la dinastía borbónica profesa un gran amor por Cataluña.  

El nuevo presidente Pedro Sánchez después de prometer lealtad al rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del estado pretende convertirse en el pacificador de Cataluña. Este sería un triunfo que le ayudaría a proyectarse más allá del 2020. Lo cierto es que  si quiere ser reelegido necesita legitimarse en las urnas ya que por ahora ni siquiera ocupa un escaño en el Congreso.

El president Torrá se reunirá muy pronto con el presidente Pedro Sánchez firme defensor de la  plurinacionalidad y un convencido monárquico constitucionalista. Como bien lo ha expresado: dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada. Parece imposible encontrar un resquicio de diálogo ante posiciones tan irreconciliables. Pero si en cambio se produce un pacto de liberación de los presos políticos y una amnistía para los exiliados cualquier cosa es posible.

Si el 23 de octubre de 1977 el presidente de la Generalitat en el exilio Josep Tarradellas volvió a Cataluña gracias a los buenos oficios de Adolfo Suarez y desde el balcón de la Generalitat gritó a la multitud que le daba la  bienvenida: “¡Ciutadans de Catalunya, Ja sóc aquí! no sería para nada descabellado pensar que se repitiera la misma historia y Puigdemont regresara ungido por arte de magia en el profeta de la paz y del amor.

Carlos de Urabá 2018.


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