Al-Hakam Morilla Rodríguez •  Opinión •  30/03/2018

Susana Díaz: Imagen de España (clerical-franquista)

Susana Díaz: Imagen de España (clerical-franquista)

«Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos».

François de La Rochefoucauld

 

La arrogante presidenta se levantó una primaveral mañanita tras la Pascua de Ramos enarbolando su bandera, con el santo icono del genocida y expoliador de Sevilla y todo el Valle del Guadalquivir (menos el Guadiana Menor) Fernando el Bizco, tizona en ristre. Estaba decidida a ‘salvar España’ y su monárquico-papismo redentor. Para ello zumbarle a los humillados catalanes ayuda mucho a captar incautos votantes. Les reprocha públicamente a los que sólo querían votar el 1-O del oprobio su ‘teatro independentista’ – con más de un millar de contusionados y heridos por la represión hasta la fecha -, porque eso a los españoles ‘de raza’, como a la nacida donde los nobles artistazos del ‘Probe Migué’, según ella les da ‘mala imagen’.

No se proyecta ‘mala imagen’ por tener a sus predecesores Chaves y Griñán investigados y en el banquillo, ni por los altos cargos bajo su mando maladministrando o malversando cientos de millones de euros. Ni a causa de que alguno de sus subordinados según confesó su madre en sede judicial, dispusiese de sacas de dinero bajo la cama ‘como para asar una vaca’. Sin rendirse al desaliento ahí sigue abogando por la ‘honestidad’ de los expresidentes sin despeinarse uno solo de sus cabellos rubios de bote, y con la fiel parroquia clientelar gusanista votándole sin desmayo ni vergüenza.

Tampoco da ‘mala imagen’ servirse de la TV pública autonómica para hacer apostolado nacionalcatolicista a todas horas, empachándonos con sobredosis semanasanteras. Ni a pesar de adscribirse en apariencia a una ‘constitución aconfesional’, no cortarse al decir pertenecer al partido fundado por el laico y anticlerical Pablo Iglesias Posse. Sin importarle un bledo aparecer en corrala de beatillos tras la Virgencita de turno con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y su Consejera de Justicia e Interior, la chaquetera tránsfuga Joaquina Rosa Aguilar, entre otros gerifaltes del inciensado frente ‘constitucionalista’ y de las JONS.

Asimismo no se ofrece ‘mala imagen’ si desde un colegio público – competencia educativa transferida a la Junta de Andalucía – se imparten a los niños ‘clases de tauromaquia’ para aprender a entrar a matar con destreza, o se exhibe desde su CanalSur…sana a inocentes zagalillos procesionando vestiditos de mininazarenos y diminutos costaleros, entre risotadas de adultos… ¡ole la ‘grasia’! Eso del ‘adoctrinamiento’ únicamente debe aplicarse a esos malditos catalanes republicanos y descreídos de la ‘religión única y verdadera’ del fumigarrojos Queipo de Llano, que para eso está enterrado con honores en la Basílica de la Macarena (antigua taberna Casa Cornelio donde se reunían obreros libertarios, que los militares echaron abajo a cañonazos a modo de escarmiento).

Imposibilitan presentar ‘mala imagen’ también los miles de desahuciados sin techo, muchos expulsados del centro de Sevilla, en correcta interpretación del Evangelio a la hora de blanquear sepulcros. O la pobreza energética y malnutrición de tantos desfavorecidos que fallecen por causas derivadas de su vulnerabilidad, mientras ella se ceba en los más selectos restaurantes con los camaradas del Régimen del 78 (o del 39 bis). O no tener electrificada aún la arteria del tren Bobadilla-Algeciras, dificultando el desarrollo del área del sur de Cádiz, ante el Estrecho con mayor tráfico mercantil de ‘containers’ del planeta. Eso sí, a cambio nos retrotraen a los sombríos tiempos del estraperlo con una frecuencia alarmante, desde la depauperizada Sanlúcar de Barrameda hasta Sotogrande, cuando por el potencial comercial estratégico de la zona, contigua al quinto puerto mayor del Subcontinente, se podría levantar aquí una de las mayores y más prósperas ciudades de Europa.

Tampoco adolecen de ‘mala imagen’ las manifestaciones de pensionistas protestando porque carecen de lo necesario para tener una vida mínimamente digna. O machacar la salud de los onubenses con la bestialidad de los contaminantes y cancerígenos fosfoyesos y los humos de la industria de la celulosa. Ni la Sanidad Pública precarizada a favor de la privada, con atroces listas de espera de meses que ya han causado miles de muertes, por la saturación de los servicios médicos, la insuficiencia de camas hospitalarias o el acoso al eximio granadino Dr. Jesús Candel, ‘Spiriman’, por rebelarse ante esta inhumana barbarie cumpliendo, con coraje y dignidad, su varias veces milenario Código Deontológico.

La ‘mala imagen’ es exclusiva de los perversos nietos del Renaixement allende el Ebro en lucha por una verdadera democracia. Tan sólo representa un detallito pintoresco los niños que han de dar clase agobiados con una climatización insuficiente en las aulas andaluzas; los profesores que sufren el contemplar impotentes problemas de malnutrición entre los chavales, desplomándose desfallecidos a diario; el que vayan a imponerles una propaganda militarista como en los ominosos tiempos de la Formación del Espíritu Nacional. Por eso no da ‘mala imagen’ que uniformados que debieran defender a toda la ciudadanía – independientemente de sus creencias o sin ellas -, desfilen con los esbirros de los purpurados, postrándose ante los dogmas de un Estado extranjero fundado por Mussolini: el Vaticano que ha incautado cuantos bienes públicos le ha apetecido en el E. español… ‘Patriotismo’ de lealtad simpar.

Ni constituye una ‘mala imagen’ pertenecer al Pueblo de Europa con el mayor desempleo crónico, con indices de emigración espantosos, con la tasa demográfica entre los naturales más baja del mundo (como si desde que nos endosaron los sociatas su Cortijo neofalangista, poco después de la claudicación de Suresnes, por la menguada población hubiesen pasado tres guerras civiles). Por no aludir a la excelente imagen que alienta el sedicente partido de Largo Caballero cuando ha catapultado a la formación de la Gürtel a Moncloa – con protagonismo máximo de la trianera devota de la Esperanza -; el que ha impedido con sus compinches de Génova, 13 y su recambio naranja desclasificar los documentos reservados del 23F; ese que ha vetado al arrimo de sus socios naranjas y de la gaviota juzgar los centenares de miles de crímenes del Carnicero de El Ferrol, en tiempo de ‘paz’, enterrados en cunetas y osarios revueltos al lado de las tapias de los cementerios.

Y por último, nuestra buena imagen permanece impoluta dejando a las cofradías que para que los señoritos se aposenten en sus palcos, piquen en el muro de la Mezquita de Córdoba, Símbolo Universal de nuestro Pueblo con mil trescientos años de antigüedad, mientras desde el cabildo local se proyecta bazofia propagandística contra el inmortal Legado Andalusí, aún hoy admiración del mundo entero. Así son de agradecidos con los que consentimos que usurpen espacios públicos y les financiamos con nuestros impuestos por la jeta, sin ser ya mayoría los creyentes en el trágala clerical-franquista.

¿O permite tan encumbrada sultana tal vez idéntica ilegitimidad facinerosa activamente o por omisión, desde el departamento de una de sus universidades más próximas, por parte de algún converso ‘moro’ de tapadillo, el cual con la excusa de la ‘islamología’ – novedosa ‘ciencia’ desconocida por nuestros antepasados – aprovecharía la mediocre crítica literaria a una de las últimas publicaciones de un compañero, con el indecente objeto de denigrar en vano nuestra gloriosa Herencia andalusí…? ¿Y pretende hacernos mella un vulgar estómago agradecido cuando ese mismo sujeto difamador podría estar favoreciendo a los rebotados de alguna secta integrista, la cual propugna doctrinas no muy alejadas de las del Daesh, ‘califatos universales’, pseudosufismos paranoicos y demás majaderías? Y por supuesto sin ruborizarse ni perder soldadas o subvenciones del Ministerio (¿opusinizado?), que todo eso da al Islam una excelente imagen…

Imago mundi altanera y despótica de la Colonia más miserable de Europa, la peor calamidad que ha sufrido Al-Andalusía en sus cinco mil años de Historia, escucha la voz de los condenados de esta tierra de olivares amargos. Aunque el hambre nos lacere las entrañas, los huesos otra vez nos descoyunten en el potro de tormento o nos volvieseis a abrasar en las piras inquisitoriales… maldecimos por toda la Eternidad a los que tanto daño nos habéis hecho con vuestra hipocresía y avaricia, feudataria de Roma.

¿O imaginó alguien que nosotros no creemos en la Hora de la Justicia, la que indefectible a todos nos habrá de llegar…?

¡Viva Al-Andalusía Libre: democrática, laica y republicana! ¡Venceremos!


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