Colectivo Puente Madera •  Opinión •  25/03/2018

Las dos europas y nosotr@s

Las dos europas y nosotr@s
Hay dos Europas. Y no es de ahora. Siempre las ha habido. En la misma Antigüedad en que nacieron la ciencia, la poesía y la filosofía, las muchedumbres se congregaban en los anfiteatros para divertirse viendo cómo se destripaban los gladiadores. Se calcula que sólo en el Coliseo murieron por lo menos 500.000. Pero el poder lo tenía claro, había que entretener al pueblo con “pan y circo” para que no pensase demasiado.
En la Edad Media nacieron movimientos igualitarios, como los cátaros y los valdenses, pero papas y emperadores coincidieron en que esos episodios de comunismo premarxista eran intolerables, llamaron a la Cruzada contra ellos y los exterminaron meticulosa y eficientemente. En Europa los genocidios siempre se han dado muy bien. Ah, y los hippie-ecologistas de los franciscanos, que andaban con sus “florecillas” de acá para allá en plan libertario, se libraron de chiripa.
Llegaron luego Erasmo, Tomás Moro, Galileo y otros para situar al ser humano y al sol en el centro del universo. Mientras tanto, la Inquisición y los estados, tanto católicos como protestantes, situaban a los científicos y a las mujeres libres (las tradicionalmente denominadas “brujas”) en el centro de las hogueras. A Giordano Bruno lo quemaron en Roma por afirmar que las estrellas del cielo eran soles como el nuestro, pero antes le inmovilizaron la lengua con un clavo para que no hablara al público asistente al evento. Todo un símbolo de en qué consistió realmente el Renacimiento europeo.
Así siempre. Unos siglos después fructificaron en nuestro continente las ideas de las Ilustración (libertad, igualdad, fraternidad), que siguen siendo las mejores ideas del mundo. La traslación de dichos principios políticos y legales al ámbito socioeconómico dio lugar al socialismo y al anarquismo. Oh, qué bien: el género humano en los mismitos umbrales del fin de la opresión. Sí, pero a la vez crecían por todos los rincones las malas hierbas del nacionalismo y sus derivados: el imperialismo, el racismo, el fascismo, el nazismo, el machismo… Y los resultados son de sobra conocidos: tantos holocaustos (el negro, el judío, el gitano…), tantas guerras (entre ellas, la nuestra) y tanto sufrimiento que, como diría Miguel Hernández, “por doler, nos duele hasta el aliento”.
Y, en pleno siglo XXI, las cosas no han cambiado. Sigue habiendo dos Europas. Una, la humanista, la democrática, la inclusiva, la solidaria. Otra, la monetarista, la racista, la xenófoba, la insolidaria. La que financia a estados que vulneran los derechos humanos para que retengan en campos de concentración a inmigrantes y refugiados. La que levanta vallas de concertinas que desgarran la carne de los más pobres mientras vende armas a tiranos para que se sostengan en el poder mediante la violencia. La Europa que la semana pasada inmovilizó el barco de Open Arms, que lleva salvadas más de 50.000 vidas frente a las costas de Libia, “por promover la inmigración ilegal” (¿?). En una situación parecida se encuentran PROEM-AID, Team Humanity y, en Marruecos, la activista Helena Maleno. Es alucinante. Nuestros gobiernos no sólo deniegan el auxilio a los náufragos, lo cual ya es de por sí un crimen de lesa humanidad, sino que además impiden a otros su rescate. No se puede ser más canalla (por decir algo). Pues bien, entre esas dos Europas todos nosotros y nosotras estamos obligados a elegir. Tú, que estás leyendo esto, también. No hay escapatoria. O estamos con los verdugos, que ahora visten de marca y llevan el pelo engominado, o estamos con las víctimas. De modo que ¡vamos a hacer algo ya! ¡Lo que podamos! A informarnos más allá de los interesados noticieros televisivos. A contarlo luego a nuestra gente. A colaborar económicamente con las organizaciones anteriormente mencionadas. Aquí tenéis sus webs: https://www.proactivaopenarms.org/es,http://www.proemaid.org/http://teamhumanity.eu/. Acudamos a las concentraciones que convoca Bienvenidos Refugiados en el Altozano cada primer viernes de mes. En fin, inundemos las redes con nuestras protestas. Gritemos. Aunque sólo sea para que las próximas generaciones no puedan acusarnos de que nuestra pasividad nos hizo cómplices de un nuevo genocidio.
Fuente: https://colectivopuentemadera.blogspot.com.es/2018/03/las-dos-europas-y-nosotrs.html

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