Pedro Ignacio Altamirano •  Opinión •  02/01/2018

Por qué soy nacionalista andaluz

Por qué soy nacionalista andaluz

Hay quienes aún no entienden mi posición en favor de una Andalucía Soberana. Por qué lucho desde la Asamblea Nacional Andaluza por la dignidad de mi Patria y por mis compatriotas andaluces y andaluzas. Por qué, a pesar de los ataques infundados, de los insultos sin sentido, de las risas, de todo aquello que sólo desvela el miedo a que el pueblo andaluz se levante, estoy convencido que despertaremos y recuperaremos el control del presente y futuro de nuestra tierra, para dotar a nuestros hijos de la tierra rica donde vivimos todos.

He vivido ya sesenta años en una tierra rica; siempre fue una tierra rica Andalucía, pero llena de pobres desposeídos de todo. Esto, que es en sí una tragedia, no siempre fue de ese modo a través de la historia. Hubo épocas de libertad, de independencia, donde esta tierra dio riqueza, trabajo y prosperidad para todos los que habitaban en ella. Aquellos andaluces que se preocupan por nuestra nación, lo saben bien, hay otros muchos que ni lo son, sienten, conocen y ni mucho menos, les importa. Pero sí, hubo un tiempo en el que los Andaluces éramos ricos, cultos e iluminábamos el Mediterráneo y Europa con nuestras letras y ciencias.

Pero llegó otra época, de la que aún no hemos conseguido salir, oscura, inculta y pobre, impuesta a base de guerra, sangre y expulsiones de lo mejor de nuestro pueblo. Un pueblo, repito, de regadíos, pozos, aljibes, ganadería, pesca, arte, arquitectura, filosofía, astronomía, medicina, trilingüe, tolerante, rico, próspero… sumergido de pronto en la noche más oscura, en el abandono de la riqueza de todos en las manos de cuatro, en esas mismas cuatro manos en las que continúan hoy. Sólo pobreza y paro. Andalucía tierra rica, convertida en tierra de hombre pobres.

Siglos en negro, en los que, a pesar de todo, Andalucía ha intentado liberar sus cadenas. Intentos como la Constitución de los Cantones andaluces, también conocida como Constitución Federal de Antequera por su aprobación en el congreso celebrado en Antequera por los delegados de las organizaciones andaluzas del Partido Republicano Democrático Federal en 1883, o la Asamblea de Córdoba de 1933, una reunión en la que se abordó la propuesta de la Diputación Provincial de Sevilla, presidida por Hermenegildo Casas, para la elaboración de un estatuto de autonomía para Andalucía, en el marco de los establecidos por la Constitución española de 1931 promulgada durante la Segunda República, siempre aplastada por las permanentes dictaduras mantenidas por los sucesivos monarcas Borbón. Todo ello con el único objetivo de mantener la propiedad de Andalucía en manos de la oligarquía más represora, y al pueblo andaluz esclavo y callado.

A continuación cuarenta años de dictadura franquista que sólo trajo más represión, expolio, silencio, paro, pobreza extrema y emigración y, tras el franquismo, esto a lo que llaman democracia sin serlo. Otros cuarenta años en manos de un auto-denominado Partido Socialista, que supo engañar con magistral eficacia a la inmensa mayoría de un pueblo andaluz, ya cansado de miserias, a cambio de migajas de tierras y limosnas. Al que nada tiene, un chusco de pan le parece un tesoro. Cuarenta años de más paro, más pobreza, más incultura, más emigración y menos futuro. Cuarenta años de políticos andaluces pensando en los sillones de Madrid a cambio de vender, de traicionar barato a Andalucía, a todo el pueblo andaluz.

Esto que resulta fácil de entender desde la óptica del pueblo llano andaluz, de esas mujeres y hombres, hijas e hijos de Andalucía que, tras décadas de des-gobiernos andaluces del PSOE-A, mantienen Andalucía y a los andaluces, en el primer puesto en paro, en pobreza infantil, con una Sanidad y Educación más digna del subdesarrollo que de un Estado Europeo.

Sin remontarnos más allá del 78 ¿Qué nos ha devuelto el Estado español tras décadas de estabilidad política gracias a los 62 diputados andaluces ciegos, mudos y sordos, que dicen “representar» al pueblo andaluz?… paro y pobreza, sólo eso, y limosnas con que mantener la miseria ¿Qué nos ha aportado el Estado español a cambio de desmantelar nuestra industria y comercio?… sólo desigualdad, atraso y más atraso. Nada nos ha aportado más allá de robarnos nuestra identidad, nuestro pasado, nuestro presente y ahora intentar robar nuestro futuro.

Esta situación es ya insostenible desde hace tiempo, pero nada cambia. El gobierno del PSOE de Andalucía, sumido en un pozo sin fondo donde se acumula la corrupción más vergonzosa para los andaluces, sin que a ninguno de los socialistas andaluces les salga el menor rastro de sonrojo en sus mejillas. El gobierno PSOE de Andalucía solo continúa por el camino de la mentira y la manipulación desde unos medios públicos puestos a su servicio, y la mayoría de medios privados comprados a cambio de publicidad institucional engañosa a espaldas, y en contra de pueblo andaluz.

Ha sido tan terrible el que, sin duda podemos denominar como genocidio cultural e identitario, al que ha sido sometido el pueblo andaluz, que ha sido despojado de todo rastro de identidad nacional, cultural, social y por tanto sin el necesario orgullo nacional del que emana la fortaleza de los pueblos para la defensa de los intereses propios y colectivos de una nación. Por ello es tan importante que aquellos con capacidad intelectual, los conocimientos y la consciencia necesaria para comenzar a trabajar por recuperar la consciencia del pueblo andaluz, se pongan, de modo inmediato a trabajar en dicha dirección.

Por fortuna, cada día somos más los que despertamos y despiertan todos los días de ese terrible y atroz Matrix en el que mantienen al pueblo andaluz. Cada día son más las andaluzas y andaluces que comienzan a trabajar para cambiar la oscura realidad de nuestra nación. Pero son muchos, miles, decenas de miles los que necesitamos para poner en pie, para levantar al pueblo andaluz y seguir el mandato de nuestro himno “andaluces levantaos” ya que son muchas las tareas pendientes, entre ellas explicar que, aquellos que reclamamos nuestra plena soberanía, nuestra independencia, sólo queremos lo que siempre hemos sido, una Nación milenaria.

Cuando reclamamos la integridad de nuestra tierra, lo hacemos por derecho propio. Cuando reclamamos el Estado andaluz, lo hacemos porque es nuestro, y desde el mismo, reunificar a todos los nuestros, emigrantes y todos cuantos quieran volver, de aquellos que componen la diáspora andalusí, fuera de nuestra Nación desde hace siglos. Todos somos Andalucía, todos conformamos el Estado andaluz, esa Nación, ese Estado que es nuestro y nos corresponde recuperarlo.

Todo esto es tan necesario como real, a pesar de toda la maquinaria de desinformación, descrédito y difamación por parte de los partidos españolistas o unionistas, que sobreviven gracias a los millones de votos andaluces al servicio del Estado central. Es de tal magnitud esta afirmación que, por sí misma, justifica todo el aparato estatal español puesto al servicio en contra del sentimiento andaluz ¿qué sería de la actual España sin Andalucía, sin los recursos económicos y votos de los andaluces? Ahí tienen respuesta clara.

Recordar cómo durante los dos últimos siglos y particularmente los últimos ochenta años, las industrias textiles, azucareras, metalúrgicas, mineras, altos hornos, automóvil, químicas, fueron trasladadas desde Andalucía a Madrid, Euskadi o Catalunya. Cómo nuestra pesca y agricultura pagaron la mayor parte de la factura de la entrada en la Unión Europea. A pesar de todo este expolio y empobrecimiento continuo y continuado, la riqueza de Andalucía es tal, que sigue aportando el 15% del total del PIB del actual Estado español ¿qué aportaría si no se le hubiese llevado de forma intencionada a esta situación?

Recordar quién recauda los impuestos más importantes de Andalucía. De nuestros puertos, aeropuertos, astilleros, turismo, industria, energía, sino esa comunidad autónoma de diseño y hurtada a Castilla, llamada Madrid. Esa administración madrileña que, además, nos reprocha el ser –según sus dirigentes- una de las comunidades que más recibimos.

Soy nacionalista andaluz porque formo parte de un pueblo, una Nación con más de 3.500 años de antigüedad. Porque tenemos una identidad, una cultura basada en la paz y la tolerancia que dio forma de ser a todo el Mediterráneo y Europa. Porque estoy convencido que somos capaces de levantar una de las naciones más ricas y prósperas del mundo, tan sólo con recuperar el control de nuestro sistema productivo y ponerlo al servicio de la riqueza de los andaluces. Una Andalucía rica para ser solidaria y generosa con el resto de la humanidad.

Soy nacionalista andaluz porque creo en Andalucía como espacio abierto, como siempre, a todo aquel que se sienta andaluz, que considere Andalucía como su tierra. Una nación sin fronteras, de cultura plural, multirracial, multilingüe, donde nadie es más ni menos que nadie, pues todos tienen la misma oportunidad de prosperar. Una nación donde la libertad, derechos y obligaciones de los ciudadanos es el eje fundamental de las normas de convivencia en democracia real y participativa.

Soy nacionalista andaluz porque creo en una República Federal de Andalucía rica y próspera por y para los andaluces y andaluzas; por y para la humanidad.

Pedro Ignacio Altamirano

@altamiranoMLG


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