Marisa Ruiz Asensio •  Opinión •  24/11/2017

El franquismo y las sacas de presos

Una vez finalizada la guerra civil España se convirtió en un lugar plagado de cárceles franquistas, de campos de concentración y exterminio destinados a humillar y acabar con la vida de todo aquel que había defendido el gobierno de la República y no estaba de acuerdo con el sistema dictatorial que se había instaurado tras un atroz golpe de estado que derrocó un gobierno elegido de forma democrática.

Todas las comunidades españolas fueron testigos de estos «templos´´ del dolor y la muerte así como de las prácticas tan aberrantes que se cometían dentro con el fin de convertir la vida de muchos en un verdadero suplicio cuyo mejor destino era la muerte.

Las «Sacas de Presos´´ se producían cuando se sacaba a los presos de las cárceles con el pretexto de trasladarlos  a otro centro pero que en realidad no había traslado sino tortura y fusilamiento. En ocasiones eran sacados a petición de muchos conocidos, normalmente de alto poder adquisitivo, que los odiaban por no haber compartido sus ideales o por cualquier otro pretexto que utilizaban como argumento para poder martirizarlos  y asesinarlos sin piedad.

En muchas ocasiones estas «sacas´´ se convertían en sangrientas cacerías y episodios de tortura ya que los soltaban alrededor del campo de concentración al que pertenecían para poder perseguirlos y humillarlos sin problema ya que en caso de haber algún inconveniente podían alegar que se habían escapado. Tras maltratarlos, golpearlos y «jugar´´ con ellos, daban el golpe final que normalmente era un tiro en la nuca y traslado a cualquier fosa común o cuneta.

En las «sacas´´ eran muchas las prácticas dolorosas que recibían los reos y que ejemplifican a la perfección los ideales del franquismo y sus seguidores, unos ideales que atentan contra la dignidad del ser humano y vulneran los derechos civiles que nos corresponden. En las «sacas´´ había presos que eran atados a caballos y arrastrados por los animales hasta que perdían el conocimiento para luego despertarlos y seguir torturándolos a base de golpes hasta la muerte; en las «sacas´´ había ocasiones en los que ataban desnudos a los prisioneros a cualquier árbol y los tenían durante días sin comer ni beber humillándolos y golpeándolos hasta darles el «tiro de gracia´´; en las «sacas´´ algunos presos tenían que ver como sus mujeres eran violadas por cualquier conocido afín al régimen franquista que solo deseaba el dolor  causaba con tal acto para luego acabar con la vida del hombre dejando a la esposa viuda o incluso siendo asesinada después.

Esta es otra de las prácticas que define a un régimen que comenzó hace ochenta años y que según los libros finalizó con la instauración de la supuesta democracia pero que en realidad nunca acabó pues a fecha de hoy España es más franquista que nunca y la democracia NO EXISTE. Jamás han sido juzgados los asesinos que cometieron actos tan deleznables como estos y nuestro país es un maldito cementerio que alberga en sus entrañas los huesos de miles de valientes que fueron masacrados por defender la justicia y la libertad, por luchar por sus derechos, por no doblegarse a las órdenes de un neurótico y tullido mental que hizo de una hermosa nación un infierno de sangre, lágrimas y desolación.

 Nunca habrá democracia hasta que cada uno de los huesos de los héroes que fueron asesinados por el franquismo se recuperen para otorgarles la dignidad que merecen, hasta que se repare el daño causado y se juzgue a quien lo hizo, hasta que el pueblo decida  si quiere o no un jefe estado, hasta que nuestros derechos se respeten, hasta que dejen de humillarnos y mentirnos con el único fin de ejercer un poder que atenta contra nuestra vida. 


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