Rafael A.Luna Murillo •  Opinión •  11/09/2017

Tiro y Arrastre en la provincia de Córdoba

La localidad cordobesa de Torrecampo celebrará el día 16 de septiembre un concurso de tiro y arrastre. Será su primera edición. No hay registros en el tiempo inmemorial que lo hubiera convertido, llamémosle tradición cultural, en una Fiesta de Interés Turístico y ,con esta sibilina categoría, saltarse todas las normativas autonómicas sobre protección de los animales como así ocurre con otros festejos en los que se utilizan otro tipo de animales.

Parece ser que el pueblo quiere así rendir homenaje a la importancia de estos animales de trabajo en el campo hasta la llegada de la maquinaria agrícola. ¡Menudo homenaje, hago sufrir a un animal para divertirme! El concurso tiene “suculentos premios” para el dueño y para el animal. El primero puede ganar 125, 75 o 50 euros y trofeo, el segundo un saco de pienso. ¿De verdad merece la pena hacer sufrir al animal y hay necesidad de estos premios? Con estas ideas el esfuerzo mental de los humanos parece estar en concordancia con la de los animales, aunque el esfuerzo físico lo realizan todo estos últimos.

Animales que, seguramente, siguen efectuando su función como animales de trabajo a los cuales ni se les dedican jornadas de descanso ni se atienden sus necesidades de bienestar. Su descanso es utilizarlos en concursos de nula tradición y de pérdida de toda dignidad.

Es lamentable que los torrecampeños hayan accedido a este tipo de concursos en los que se somete a équidos a unas carreras de distancia y tiempo en las que se les hace soportar pesos inadecuados, con aperos que provocaran lesiones en la piel o en la musculatura. Hoy, en pleno siglo XXI, estas actividades y espectáculos nos llevan al pasado donde el maltrato y el abuso de los animales de trabajo eran vistos como algo normal. No podemos consentirlo de ninguna de las maneras en nuestra tierra que si algo le caracteriza, al contrario que en otras comunidades autónomas, es el cariño, respeto  y cuidado de los equinos. O así nos lo quieren hacer ver desde las Instituciones públicas y privadas. Todo eso se convierte con estos actos de crueldad con animales en pan y circo.

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) recientemente ha establecido unas normas para el bienestar de los animales de trabajo que son aquellos animales domésticos que se emplean para distintas actividades humanas relacionadas con el transporte, la carga y las labores de agricultura.

Los animales de trabajo no son “animales de granja” en el sentido de que no se crían para la producción de carne, leche y otros productos de consumo humano. En 2015 se añadió al Código Terrestre o normas de bienestar de los animales terrestres el siguiente artículo: “Que como, bienes vivos, los animales de trabajo desempeñan un papel significativo en la subsistencia de las familias a las que pertenecen y cumplen funciones socioeconómicas que benefician a los hogares y a las comunidades en las que viven, incluyendo la economía nacional”.

Hagamos de ello una realidad pero sin provocar dolor, miedo o maltrato por satisfacer una mala necesidad de divertirse con el sufrimiento ajeno.

Rafael A.Luna Murillo, veterinario y etólogo.  Simpatizante de EQUO.


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