Paco Campos •  Opinión •  04/09/2017

La verdad es lo que funciona

Si la verdad no es representacional, ni es una consecuencia de la relación de lenguaje con los hechos, porque ambas consideraciones hacen de la verdad un concepto epistémico (Davidson Estructura y contenido de la verdad , 1990), entonces la verdad estará formando parte de una práctica social determinada, porque es notorio que nuestras creencias y deseos se confirman y cumplen a la vista de todos, y eso significa que hay una actitud por parte de los sujetos que hace posible que la vida, tanto científica como cotidiana no cese y, precisamente por eso, concatene proposiciones verdaderas, esto es, haga posible la afirmación de que la verdad tendrá que ver con algo que funciona.

Lo dicho tiene que ver con el ideario inicial del pragmatismo de finales del XIX y principios del XX, sobre todo con el empeño de Dewey de salvaguardar la diferencia, una diferencia que ponía en su sitio al hombre y su pensamiento porque la ruptura con el pensamiento tradicional era imparable después de Darwin, como así hemos podido comprobar -hay que tener en cuenta que John Dewey vivió casi un siglo (1859-1952). Rorty en La metafísica de Dewey , 1975, dice que para Dewey sólo cabe ver conflicto en la búsqueda de la verdad cuando se la concibe como “exactitud representativa”; textualmente: quería un bosquejo de una cultura que dejase de dar nuevas versiones de los viejos problemas y dejara de establecer distinciones entre verdad, bondad y belleza.


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