María Isabel Ruiz Asensio •  Opinión •  26/05/2017

La guerra civil en Baza (Granada)

Las comarcas de Guadix y Baza son consideradas como las zonas más conflictivas de la provincia de Granada durante la segunda república (1936-1939) ya que hubo una gran fuerza rival entre partidos de izquierda y derecha y un ansia de libertad desmedida por parte de los trabajadores que estaban esclavizados bajo el mando de verdaderos déspotas que hacían de ellos siervos sometidos a todo tipo de humillaciones.

 La izquierda, representada por la clase obrera, era una gran mayoría y los principales motivos de estas personas para ingresar en sindicatos y partidos obreros fueron las precarias situaciones en las que vivían ya que se dedicaban mayormente al trabajo del campo (a las órdenes de «señoritos´´ que los explotaban laboralmente con jornadas de más de trece horas sin un sueldo digno y con unas condiciones laborales nefastas), lo que se unía a la abundancia de analfabetismo (por aquel entonces solo estudiaban los pertenecientes a familias acomodadas), la evidente ausencia de revolución industrial, la escasez de alimentos y la amplitud de infravivienda (vivían en cuevas). La derecha, por el contrario,  se formaba por importantes terratenientes que abundaban en Baza, así como un número elevado de propietarios de comercios, y el gran peso social de la Iglesia Católica al ser Guadix sede episcopal.

En junio de 1936, con la sublevación de Franco en Marruecos,  la guardia civil de Guadix así como la falange, apoyada por los grupos de derechas de Baza, declaran el estado en guerra a lo que responden los ciudadanos de izquierdas (socialistas, anarquistas, comunistas y republicanos) con valentía formando un comité revolucionario de defensa organizando así la resistencia y preparándose para las próximas batallas.

Tras los primeros enfrentamientos, el bando de derechas se refugia en el cuartel de Guadix debido a la fuerza de la oposición obrera, a la que se habían unido milicias socialistas y anarquistas y  tropas republicanas de Almería y Alicante; como apoyo a la izquierda se unieron también los mineros de Alquife (Granada) que traían consigo grandes cantidades de dinamita con el fin de hacer estallar el cuartel de Guadix y que volaran por los aires todos los que en su día habían hecho de la libertad algo muy difícil de conseguir . En este momento las fuerzas obreras se hacen con el control de toda la ciudad, y de la comarca, formando así el Comité Obrero antifascista compuesto por todas las fuerzas de la izquierda y dejando a la derecha claramente derrotada ejemplificando su fortaleza e inteligencia para organizarse acabando con el enemigo.

 La izquierda comienza a trabajar en medidas revolucionarias intentado ofrecer a los trabajadores los derechos que les pertenecían y que durante tantos años les habían robado sus explotadores caciques. Empiezan a incautar y colectivizar las grandes propiedades latifundistas, del comercio y de la industria así como a ejecutar la creación de un Comité de Salud Pública cuya función era atentar contra la derecha acabando con la vida de de más de 211 sacerdotes, un elevado número de  políticos de derechas y gran cantidad de  propietarios de tierras que habían esclavizado durante años a la mayoría de la población.

A final de Julio de 1936 en Huétor-Santillán (Granada) detienen a las columnas milicianas (formadas por todos los grupos de izquierdas que habían controlado las comarca de Guadix y Baza) que tenían el objetivo de ejercer la ofensiva contra la capital granadina, donde había triunfado el golpe de estado, y que sus esperanzas de victoria se vieron truncadas. Hacia octubre de 1936 la administración estatal se hace de nuevo con el control en perjuicio de los sindicatos, estableciéndose la Diputación provincial en Baza y siendo sustituidos los comités por ayuntamientos.

Al año siguiente se producen fuertes enfrentamientos en Baza entre los socialistas-comunistas (partidarios de mantener la legalidad republicana) y los anarquistas (quienes optaban por la revolución). A partir de ese momento este pueblo sufrió continuos y fuertes bombardeos que obligaron a sus ciudadanos a realizar refugios subterráneos comunicando el pueblo bajo tierra de un extremo a otro con varias entradas y salidas que escondían con tablones de madera camuflados con esparto para que pasaran desapercibidas, y donde se escondían familias enteras hasta que parasen los ataques, muriendo muchas asfixiadas debido a la falta de oxígeno;  una de las entradas más conocida está situada en la Plaza de la Cruz Verde con salida junto a La Fuente de San Juan (a las afueras del pueblo, camino de la montaña).

Es conocida también a día de hoy  la existencia de túneles bajo la Alcazaba  que pudieron ser  creados cuando Baza era dominada por los árabes o incluso de la época romana y que posteriormente se utilizaron como refugios antiaéreos durante esta etapa bélica en  la que el franquismo hizo de de este pequeño pueblo de menos de 20.000 habitantes un verdadero  infierno en el que era muy difícil mantenerse con vida.

 Hace un par de años el ayuntamiento de Baza con Pedro Fernández Peñalver como alcalde socialista optó por construir encima de estos túneles  un edificio de Asuntos Sociales, una verdadera aberración que no cumple con la estética que se les obliga a los vecinos del casco antiguo a ejecutar en sus viviendas y que supone una burla a todo lo que tenga relación con la lucha contra el franquismo ya que lo hizo  sin escuchar las propuestas de que este emplazamiento fuera declarado lugar de Memoria Histórica. Esta situación es otro ejemplo de la escasa o nula implicación de los políticos que tenemos en el poder que se niegan a conceder algo de dignidad y justicia a los valientes que no se rindieron a las órdenes de un régimen liderado por un criminal neurótico, lo que los convierte en cómplices de asesinos.


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