Rodolfo O. Gianfelici •  Opinión •  26/05/2017

De espías, alcahuetes y favores

Hablar de Elisa Carrió no es necesario, ni merecedor. Ella misma habla de lo que es y representa; para qué más.
Lo concreto es que esta señora -denunciante empedernida-, abonada a las primeras planas de los medios, ahora ha salido a decir que la “espían”. El hecho es que si eso fuera verdad (no ha aportado probanza alguna, como siempre…), es repudiable en tanto no debería realizarlo el Estado.
Pero el tema es que si eso fuera cierto, debería sentirse contenta: alguien (más allá de los medios que la necesitan para instalar temas para los sectores medios que la consumen) estaría interesada en sus acciones!
El tema es que este nuevo montaje, con el grupo Clarín a la cabeza (quién podía dudarlo!) han dejado al descubierto los despropósitos de todo un grupúsculo de protagonistas perdidos en sus elucubraciones e intereses.
Porque el principal diario de dicho grupo publicó una foto de una reunión que habría tenido Carrió con un exmilitar que la asesoraría en inteligencia (¿?), en Asunción.
La foto no tiene desperdicios: aparece la protagonista sentada en un bar paraguayo –dicen-, con ella habiendo acomodado su brazo derecho para no obstaculizar la cara del exuniformado. Una foto tomaba desde ‘abajo’.
Lo cual significaría que quienes la espiaron se acercaron a la mesa de ambos, y los fotografiaron… sin que ellos se dieran cuenta (¿?).
Como “probanza” de ese espionaje, un “informe” de inteligencia cita que ella había dejado sobre la mesa del bar su paquete de cigarrillos.
Y vaya casualidad… el paquete aparece en la foto!
Una operación tan burda y cómica (por su contenido) que asombraría a un chico de escuela primaria. Sin embargo Clarín (del 24-5-2017) le otorgó un lugar especial al artículo, al situarlo en una página impar (que se “choca” con la visión a primera vista del lector).
Pero lo más patético es que para aportar datos, se cita el nombre y apellido del “jefe” de los espías argentinos en Paraguay (¡!). Si: se refieren a Luis Guinle, quien “consultado” habría negado cualquier operación de espionaje sobre la diputada ofi-no-oficialista.
Guinle es el mismo personaje que fuera alcahuete en 1977 en la Mesa de Ingreso de la intendencia santafesina cuando reinaba el coronel Miguel A. Coquet. El mismo que luego apareció como “peronista” –acompañado por el PCI (Personal Civil de Inteligencia) José Tadeo Basso-, asesorando al “progresista” Raúl Eduardo ‘Gringo’ Carignano.
Posteriormente ambos pasaron a cumplir funciones diferentes (siempre como “peronistas): Guinle en Ceremonial de la gobernación santafesina y como persona de confianza en la Secretaría Privada de Víctor F. Reviglio (donde el poder de los accesos estaba en manos de Álvaro González y su hijo Alvarito González). Por su lado Basso se sumó como estrechísimo de Rubén Ignacio ‘Buscapié’ Cardozo (menemista si los hubo!).
Alvarito se radicó en la Ciudad de Buenos Aires y se transformó en macrista de la primera hora. Fue legislador porteño, funcionario y ahora diputado nacional (de máxima confianza de Mauricio Macri, aunque desplazado en la interna por el “peronista” Emilio Monzó). Él sería el “aval” para que Guinle ocupe el cargo actual.
Pero más allá de todo este juego de intereses, lo que llama la atención es que Clarín no haya aportado el domicilio y la rutina de Guinle… Quizás se lo esté guardando para el futuro. Porque resulta evidente que esta operación mediática se entrecruza con importantes intereses políticos, de inteligencia y de favores con alguna embajada (continuará).

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