Mario “Erre” Rodríguez •  Opinión •  12/04/2017

Formularios, educación, disparates y otras irregularidades

Recientemente en un pleno de control al Gobierno vasco, la parlamentaria Eukene Arana (Elkarrekin Podemos) denunció la vergonzosa situación de la documentación familiar a presentar en las escuelas por hijas e hijos de parejas no pertenecientes al modelo familiar que los sectores reaccionarios tratan de seguir imponiendo, con la complicidad en este caso particular del PSOE y el PNV, y en el caso general de toda la tropa: PP, PSOE, Cs, Pdecat y PNV.

Pedía Arana explicaciones a la consejera del ramo acerca de los motivos por los cuales en los formularios relativos a la composición familiar a rellenar por las y los alumnos quedaban excluídas todas las opciones que no respondieran al patrón heterocispatriarcal: desde la niña que vive con sus abuelos al niño que lo hace en régimen de acogimiento por una tutora o tutor legal pasando, como no, por las y los hijos de madres y padres solteros y parejas del mismo sexo, que es, realmente, donde se halla el quid de la cuestión: es decir, el alumnado se encuentra con un formulario que les dice, o mejor dicho les indica, que una familia se compone de padre, ocupando, por supuesto, el primer lugar, y madre. Y punto pelota. Algo que traducido a una creativa y por lo general infravalorada por el sistema mente infantil supone algo así como una humareda púrpura saliendo del formulario en cuestión de la que sale una figura en forma de genio de la lámpara preguntando “¿es la tuya una familia normal, infante?”. Todo un aviso a una persona que se está formando de que se vaya preparando para lo que le espera por ser hija de quien es en caso de que la respuesta sea negativa lo que conllevará que el dulce genio de la lámpara se transforme en un ser rojo con cuernos y rabo con un dedo gigante que, señalando al desde ese momento dubitativo y ya para siempre (o al menos una buena temporada) inseguro crío le grita: ¡ANORMAAAAL! JAJAJAJAJA mientras se envuelve en el humo del que salió dejando un aroma a azufre, aroma que tal vez el alumno sinestésicamente vea, oiga, toque y deguste el resto de su vida.

Y se lo está diciendo alguien que de esto algo sabe y no por titulación académica si no por la titulación vital de ser hijo de padres separados mucho antes de que Felipe González arrasara en 1982. Porque servidor sabe lo que ser “el hijo de la separada”, y tuve el atenuante de que  mi madre fuera también maestra lo cual hacía que los míos por corporativismo acallaran rápidamente los murmullos cuando tenía que explicar que en mi familia no había padre y empeorarlo explicando que vivía con mis abuelos porque a mi madre la administración la había destinado a dos mil kilómetros, haciendo gala de su defensa de la conciliación y los valores familiares como podemos ver, o tal vez en castigo, vaya usted a saber. Bueno, esto último lo razoné mucho mas tarde, obviamente.

Pero, dejando aparte mi caso particular, que al fin y al cabo figura aquí como mero ejemplo, es realmente una vergüenza que esto continúe sucediendo casi cuatro décadas después apadrinado por gobiernos cuyos miembros se vanaglorian de ser el no va mas de los derechos humanos en general y LGTBI en particular, y mucho más vergonzosa la argumentación de la “señorita Pepis” que la  consejera de Educación del bipartito PNV-PSOE utilizó como respuesta: “No es discriminatorio decirle a un niño o una niña que tiene dos padres (o dos madres) la siguiente barbaridad: «si tienes dos padres, la información sobre el ´primero´ deberás hacerla en las preguntas donde pone ‘padre’ y sobre el ´segundo´ padre en las preguntas donde pone ‘madre’”. Toda una concatenación de barbaridades en las que se mezcla todo lo arriba denunciado con la aparición de rangos en los miembros de una pareja del mismo sexo: madre y padre principal y madre y padre “de reparto”. Nada nuevo bajo el sol, realmente: es la adaptación homo de la familia “como Dios manda”. Dios, que es, todo sea dicho, otro de los pilares de este disparate.

Mucho le gusta a los obispos y simpatizantes exabruptar sobre eso que llaman “ideología de género” y “adoctrinamiento”. Pues bien, ¿esto no es adoctrinamiento? ¿No se pueden adaptar los formularios a la legalidad vigente? ¿No es más sencillo que todo esto? No creo que sea más caro que las campañas de Esperanza Aguirre, los EREs de Susana Díaz, el pastizal que el Sabadell regaló a Ciudadanos o el «3 per cent» de Mas y Pujol.

Pero claro, los lacayos del Ibex35 que se creen que nos gobiernan están tan ocupados que no tienen tiempo para leer. Tal vez sus infancias heteropatriarcales reales o ficticias y no autocorregidas fueron demasiado aburridas, porque basta con que hubieran leído a Mark Twain para descubrir frases maravillosas y muy prácticas como aquella que decía “proponte hacer cada día algo que no sea de tu agrado porque te ayudará a cumplir tus responsabilidades sin repugnancias”, porque es obvio que les repugnamos, pero “dura lex sed lex”. La ley es la ley. Y hay otras leyes, además, con las que no se debe jugar: el futuro de nuestras niñas y niños. Y jugar con sus emociones es hacerlo.

Mario “Erre” Rodríguez (Área de Feminismo y LGTBI de Podemos Madrid)


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