Pedro Ignacio Altamirano •  Opinión •  28/03/2017

Andalucía, debe dejar de ser la pandereta de España

Una nueva falta de respeto por parte del PSOE de Andalucía. Esta vez por obra y gracia de la hasta ahora, Presidenta de la Junta de Andalucía, y por ende del Gobierno de los andaluces. Una presidenta, impuesta en principio desde algún oscuro despacho y dedo señalador de poderes como sustituta de José Antonio Griñán, y que tuvo que ser apoyada por Ciudadanos para mantenerse en el poder, no para seguir gobernando a los andaluces que, a la vista de las protestas en la calle y las crecientes reclamaciones de justicia social, sanidad, educación y un largo etcétera, lo está realizado de forma más que mejorable, sino como ya hizo otro presidente andaluz, pegar el salto a la política nacional española, demostrando el poco o nulo compromiso con el pueblo que les otorgó la confianza. Esto de utilizar a la Junta de Andalucía, al pueblo andaluz como trampolín hacia intereses personales y de partido ya comienza a cansar.

Para el PSOE de Andalucía, nuestra nación andaluza es eso, una pandereta pintada, a veces de rojo con lunares amarillos, otras con lunares blancos y a veces, solo a veces, de verde con lunares blanco según convengan los calendarios electorales. Una pandereta de folclore cutre y desgastado que la nueva presidenta saltarina usa para consumo propio “el voto de los andaluces no valdrá para …” “Los andaluces, la unidad de España etc.…” como si fuera la portadora de los valores eternos de Andalucía, de esa misma Andalucía, que como ya presumíamos saber, ignora y ahora abandona. Toda una nueva farsa a todo un pueblo que ya despierta ante tales ofensas mantenidas durante décadas.

Andalucía es en manos del PSOE la pandereta de España, pero con parada previa en la sede de Ferraz, ¿qué sería el PSOE sin Andalucía? Pero yo me pregunto algo mejor ¿Qué sería Andalucía sin los cuarenta años de PSOE? Sin duda alguna algo infinitamente mejor y más próspera. Una pandereta que tocan y tocan para soportar un poder ya caduco que, como no lo remedien pronto, perderán en Andalucía y en su querida España, ya que tantos años de traiciones les comienzan a pasar facturas.

Ahora, la españolísima Susana Díaz se nos marcha como otros tanto a Madrid. Ahora dirá eso que desde allí trabajará más y mejor por Andalucía. Quizás nos traiga un nuevo AVE electromagnético de levitación, una macro exposición u otro intento vano de conseguir unas olimpiadas, o lo que sea oiga, cualquier cosa que mueva dinero, pero de devolver a los andaluces nuestras industrias, nuestra tierra, pesca y todos nuestros recursos, de eso nunca habla ni hablará, ya que son el cuerpo del delito, de la venta por plazos de los intereses andaluces. Que se marche, sin problemas, España ganará una gran española y Andalucía se hará más Andalucía sin ella, eso sí por favor, ya que se va, que se lleve a los chicos y chicas de ciudadanos que andan un poco perdidos entre los olivares, pero el problema es que los chicos que la apoyan aquí, allí apoyan al PP. Lástima.

Susana Díaz debe ser la última de una maldita extirpe de gobernantes que gobernaban de espaldas al pueblo andaluz con la mirada puesta en Madrid. Debe ser la última de una generación de socialistas andaluces que de andaluces han tenido muy poco, debe ser la última camada de políticos que solo han pensado en sus intereses y que jamás se interesaron por los problemas reales del pueblo de Andalucía. Debe ser la última vez que se juegue con Andalucía, la última vez que la pandereta alegre las fiestas y juergas de los anti andaluces.

Andalucía debe, de una vez por todas, dejar de ser la pandereta de España, del PSOE o de quien quiera tocarla. Para ello Andalucía, los andaluces y andaluzas, debemos de dejar que ser los esclavos serviles del PSOE y, tal como nos recuerda nuestro himno, levantarnos y pedir tierra y libertad, libertad que es igual a independencia. Una independencia que debe ser ya irrenunciable para poner a los andaluces en el lugar que les corresponde y Andalucía entre las naciones más avanzadas de Europa. Solo desde nuestra independencia, desde nuestra República, podremos arrancar la pandereta de la mano de los cuatro folclóricos que la maltratan.

Solo desde nuestra República, los políticos andaluces ejercerán su labor por y para Andalucía y sin más intereses que el pueblo andaluz, sin miras más allá de desfiladero de Despeñaperros. Solo desde la República la pandereta no será de España, será andaluza y tocará solo al son que les marquemos los andaluces.


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