Juanlu González •  Opinión •  01/10/2016

Crónica de una tregua-trampa en Siria

Esta vez querían que la cosa fuera diferente. Debía parecer que la tregua era la definitiva; que, por una vez, la cosa iba en serio; que el cacareado buen rollo entre Kerry y Lavrov había obrado milagros y, por fin, la paz iba a llegar a Alepo y, probablemente a toda Siria, durante el periodo final del reinado mundial del Nobel de la Paz.

Tras la entrada en vigor del acuerdo, el día 12 de septiembre, los medios más importantes de mundo se afanaban en bloque en publicar imágenes de una Alepo tranquila, con los niños jugando en la calle, felices y despreocupados, ajenos al conflicto. Por supuesto, nadie informaba de que las imágenes utilizadas provenían en su inmensa mayoría de la zona de la ciudad controlada por el gobierno sirio, que vive en relativa calma desde hace años, a pesar de las carencias de suministros o de los bombardeos o disparos recurrentes desde algunos de los barrios altos ocupados por los terroristas.

La originalidad de esta tregua era que, por primera vez, Estados Unidos iba a reconocer y tratar como terrorista a los discípulos locales de al Qaeda, el grupo takfirí antes conocido como Frente al Nusra (hoy Fath al-Sham), e iba a señalar, finalmente, a los terroristas buenos, a esos grupos controlados públicamente por ellos y sus aliados. EEUU iba a poner las cartas boca arriba; cosa harto complicada, porque muchas organizaciones “rebeldes˝ que iban a caer del lado de sus chicos buenos, practican por sistema crímenes contra la Humanidad, o se dejan grabar comiendo el corazón de sus víctimas o degollando niños heridos sacados a punta de pistola de las camas de hospitales.

Pero el cuento de hadas, como no podía ser de otro modo, duró poco. Obama tuvo que ver cómo, desde el mismísimo Pentágono, se cuestionaba la tregua, ya que los militares yankees se negaban a compartir información con sus homólogos rusos. Por otro lado, los términos del acuerdo con Rusia fueron deliberadamente ocultados para evitar que la opinión pública manejara abiertamente los más que previsibles incumplimientos futuros. Mientras, a pesar de que en Occidente nadie quería informar de ello, las violaciones del alto el fuego se sucedían sin cesar hasta contabilizarse alrededor de 300 ataques en poco más de 5 días.

No había que consultar a muchos augures para darse cuenta de que la tregua no iba a tener mucho recorrido. Entre otras cosas porque muchos de los grupos terroristas más importantes, incluidos los terroristas buenos, no la suscribieron. No obstante, los medios seguían con el guión que, previamente, habían elaborado en oficinas lejanas bien apartadas de los desiertos. Todo iba bien. Nadie en los mass media era capaz de sopesar situaciones anteriores similares y contextualizar los hechos para sacar una conclusión que les estropeara la fase de fiesta decretada. Y además, se está muy bien encima de un guindo cuando está repleto de fruta madura…

Poco antes de la firma de la tregua, Alepo estaba a punto de caer y, con ella, se vislumbraría fin de la guerra de agresión a Siria. Pero, como dijo en una entrevista del grupo PRISA a un “rebelde” islamista, occidente no iba a dejar que Siria tomara la ciudad al completo, que ya invocarían sus patronos catástrofes humanitarias para que ello no ocurriese. Y justo así discurrían los acontecimientos. Lo más curioso es que, un país como EEUU, que tiene decretadas sanciones contra Siria que afectan a medicinas y alimentos, perjudicando gravemente a la calidad de vida de millones de personas, pueda aducir motivos humanitarios para detener la liberación de algunos barrios de una ciudad tomados por terroristas. Pero cuando dispones de todo el fuego de artillería mediático a tu favor, todo es más fácil.

Rusia tuvo que acceder a regañadientes a la firma, no sin antes arrancar el compromiso de abandono de un aliado definitivo de la coalición de los enemigos de Siria, el Frente al Nusra, considerados terroristas por todos, pero receptores de armas, dinero, entrenamiento y pertrechos varios para derrotar al gobierno sirio desde el inicio de la agresión.

Pero la gota que colmó el vaso de la tregua trampa fue el ataque norteamericano a las tropas sirias en Deir Ezzor mientras batallaban contra el Estado Islámico. Calificado, obviamente como error, a pesar de las muchas dudas que aún genera esa acción, los bombardeos volaron definitivamente el acuerdo de alto el fuego. Si, como afirman los voceros norteamericanos,  hubiese sido un fallo de inteligencia y bombardearon al bando equivocado por error ¿cómo es que EEUU y sus aliados decidieron de pronto ponerse del lado del Ejército Árabe Sirio en el fragor de una batalla? ¿alguien se lo cree? ¿por qué cuando se les avisó de la equivocación, los aviones no siguieron atacando a los terroristas que lograron conquistar terreno en poder del gobierno? No cuela. Al final fue necesaria la intervención de la fuerza aérea rusa para arreglar el desaguisado provocado por EEUU y sus aliados, como tantas otras veces.

De ser una equivocación, habría que sumarla a los envíos de armas al Estado Islámico por error desde aviones en paracaídas, al error de dejar durante meses que caravanas de miles de camiones llevaran petróleo robado a Turquía, al error de dejar que miles de milicianos atravesaran el desierto desde Irak a la vista de todos, para conquistar Palmira, al error del entrenamiento de muchos de los actuales líderes de Daesh… son muchos errores, demasiados.

Lo cierto es que el desgaste de la imagen de EEUU en su acción en Siria ha sido enorme. Y obviamente ello ha sido utilizado por sus rivales geopolíticos para, bien acusarlos de connivencias con el terrorismo, bien para ridiculizarlos por su inoperancia y falta de conocimiento real de la situación del país, o incluso para criticar la negativa a trabajar coordinadamente contra Daesh, al Nusra y el resto de grupos terroristas.

Pero, hete aquí que, casualmente, la providencia vino a auxiliar a Estados Unidos en el último minuto. Un convoy de ayuda humanitaria de la ONU y de la Media Luna Roja destinado a la localidad de Urm al Kubra, en las proximidades de Alepo, fue atacado de noche «desde el aire» matando a alrededor de 20 personas, en su mayoría, conductores de los camiones, cuando descargaban los vehículos. El mainstream en bloque se lanzó a repetir a los cinco vientos las acusaciones de viejos conocidos: el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización británica creada para instigar la guerra y los Cascos Blancos, una ONG creada por George Soros, financiada con dinero de occidente, que opera en zonas bajo dominio islamista, cuyos miembros son intercambiables con al Qaeda según se trate de operaciones armadas u operaciones de propaganda.

Sólo por la naturaleza de las fuentes, la noticia ya parecía bastante sospechosa desde el primer momento. Pero, además, las contradicciones eran muy significativas, se hablaba a la vez de aviones y de helicópteros, de bombardeos convencionales y de bombas barril, de Siria y de Rusia… pero de nada concreto. Como respuesta, Rusia hizo públicas imágenes de un vehículo terrorista remolcando un mortero circulando junto a la caravana de vehículos. ¿Controlaban acaso los terroristas la ayuda humanitaria? ¿era de verdad ayuda humanitaria? ¿cómo la ONU puede permitir una «escolta» terrorista que secuestre su contenido y distribución? ¿desde cuándo la ayuda humanitaria se distribuye de noche? ¿sólo había una persona de la Media Luna Roja en el convoy o es que los terroristas sólo tenían un chaleco de esta organización para las fotos?…

Tanto Rusia como Siria han negado la autoría del suceso. La zona del ataque estaba controlada por rebeldes, como se ha podido ver en las imágenes aportadas por los drones rusos. Siria no pudo efectuar el ataque porque no tiene capacidad técnica para atacar de noche, así que se caen las acusaciones de los testigos presenciales. Tampoco se sostiene sin más la tesis del ataque aéreo. La ONU, a pesar de haberse apuntado tempranamente al coro acusador, ha dado marcha atrás, como han tenido que hacer otros países de la OTAN y no descartan ya la posibilidad de ataques artilleros de procedencia incierta. Sin embargo, los medios occidentales mantienen su temprana versión y apuntan directamente a Assad como autor del bombardeo. No pueden dejar que la realidad les pueda estropear el titular que previamente tenían escrito.

A pesar de todo, de la evidente manipulación de los hechos, vuelve a sonar la cantinela de la instauración de una zona de exclusión aérea, esta vez “para distribuir ayuda humanitaria”, una vieja pretensión de los agresores de Siria para propiciar una salida a imagen y semejanza del desastre acontecido en Libia. Incluso resuenan viejos tambores de invasión. La coalición occidental sabe que dispone de poco tiempo para cumplir sus planes y, si toda Alepo es liberada, sus opciones de victoria se verán sensiblemente mermadas. De ahí la importancia de lo que queda suceder en los próximos días para atisbar el devenir inmediato de la guerra.

http://www.bitsrojiverdes.org/wordpress/?p=13343

 


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