José Antonio Medina Ibáñez •  Opinión •  25/06/2016

El BREXIT y más allá

Con la salida de los ingleses de la UE comienzan las preguntas de a corto, medio y largo plazo, aunque muchos coinciden en una futura Gran Bretaña más pobre y más desigual.

De inmediato la libra ha caído más del 10% frente al dólar, esperándose que suceda otro tanto en el mundo de las acciones y las inversiones, porque el cambio supone nuevos riesgos y un desconocido escenario político, social y económico.

Sin embargo otros opinan que a largo plazo el mercado entrará en equilibrio cuando se conozcan los riesgos a los que se enfrentará la macroeconomía y la economía real, confiando en ello porque asumen que el Banco de Inglaterra habrá hecho planes de contingencia para proporcionar liquidez al mercado y al sistema bancario. El tema es el cuánto durará ese “mientras tanto”.

Si los separatistas lo han pensado bien, dicen algunos, deberían tener en sus bolsillos un presupuesto de emergencia, pero con todo, los conocedores esperan mayores impuestos, menos inversiones públicas y más desempleo, aunque se envíen mensajes de calma a los inversores internacionales sobre la solidez de la libra esterlina.

A medio plazo Inglaterra confía en su capacidad de exportación, pero conoce que el comercio resultará dañado en el corto plazo.

Un tema aparte pero vital es el de la OTAN, ésta ya se ha pronunciado, asegurando que El Reino Unido seguirá siendo un aliado fuerte del organismo.

La salida de Gran Bretaña de la UE afectará su propio papel y el da la UE como proyectos confiables en el mundo. Nada, parece, seguirá siendo igual; de momento David Cameron ha anunciado que dimitirá en octubre, Escocia dice que «ve su futuro como parte de la Unión Europea», pero la primer ministro, Nicola Sturgeon, que el brexit podría precipitar otra votación sobre la independencia escocesa; en Irlanda del norte parece haber surgido un fuerte sentimiento europeísta y, en España la gente comienza a preguntarse, cuál será la reacción catalana, las nuevas políticas a seguir con el Peñón de Gibraltar y, si afectará el voto a los partidos nacionalistas en las elecciones generales.

Con la salida de GB, la UE se enfrenta al replanteamiento de los nuevos roles de los países que quedan en ella (27). Un nuevo escenario, del que se espera que ambas partes hayan planificado los acuerdos para que los residentes de Gran Bretaña en la UE y los de la UE en GB, no sufran alteración alguna  a corto plazo. Así que el proceso de repatriación o la demanda de tarjetas de residencia o nacionalidades será un tema complejo y esencial para el mantenimiento de las relaciones comerciales, económicas y políticas, previstas a concluir en un par de años.

Es, el fenómeno de la inmigración, una de las más duras tareas a solucionar a medio y largo plazo; los ingleses siempre han manifestado su miedo a perder su identidad nacional y, muchos han pensado que fue, en resumen, la inmigración la principal causa para salirse de la UE. Esto ha sido abanderado por fuerzas políticas de la extrema derecha como la de Marine Le Pen en Francia. Donald Trump, desde Escocia dijo: «Es bueno que los británicos recuperen el control de su país».

La UE está herida por sus fracasos, uno el de la crisis inmigratoria ha logrado que el mundo le vea como un bloque egoísta que dirige su artillería hacia sus intereses; otro es la de salida GB, la segunda economía, después de Alemania, en la UE y un socio inamovible de los Estados Unidos. También están el alto desempleo y la deuda de Grecia.

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